Capitulo 18

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Eran más de las doce cuando se hizo el descanso. Selena empezaba a arrepentirse de haber aceptado la invitación, pero él consiguió apartar de su cabeza todo atisbo de arrepentimiento desde el momento en que se encontraron y se dirigieron al ascensor.

-¿Dónde vamos a comer? -preguntó ella.
-En mi suite.
Sin duda, era un gran especialista en encerronas.
-Si piensas que me voy a acercar ni cien metros a tu...
-¡Selena! -la detuvo él con énfasis.
-¿Qué?
-¿No te he dado mi palabra? Si te pararas un segundo a pensar, en lugar de llegar a una conclusión precipitada, te darías cuenta de que es el mejor sitio. Además de tener unas vistas maravillosas de todo Londres, quiero un lugar privado en el que poder hablar-contigo él la miró de arriba a abajo.- Y dudo mucho que tú quieras ira un restaurante vestida de ese modo.

Había olvidado por completo lo que llevaba puesto. Miró para abajo y se sorprendió al ver el logo de Formidable impreso sobre su pecho.

Él suspiró.

-Pero si no confías en mí -continuó él-. Puedo llevarte a la boutique del hotel y comprarte algo que te permita ir a un restaurante. También podríamos buscar el coche e ir a tu casa paraque te cambiaras, pero eso te dejaría muy poco tiempo para comer y en las últimas semanas has perdido mucho peso.

-¿Es eso una pregunta o una afinnación maliciosa? -dijo ella.

-Ninguna de las dos cosas -respondió él-. Verás, yo también he perdido el apetito.- él pudo ver la mirada cínica que ella le lanzaba-. ¿No me crees? Mira puso la mano sobre su estómago. Selena tragó saliva. Lo último que necesitaba en aquel momento era una lección de anatomía con Zayn como demostrador y maniquí.

-Acepto tu palabra.- dijo ella rápidamente. -Parecía que había un ascensor individual para acceder a la habitación de Zayn. Cuando llegaron arriba, Selena comprendió porqué.

Al abrirse la puerta, esta daba acceso a un amplísimo recibidor todo enmoquetado de blanco. Se dirigieron hacia una de las salas que él le indicaba, sin dejar de mirar la espectacular vista que se tenía desde las ventanas de aquella suite

-Es impresionante, ¿verdad?
-¡Increíbles -exclamó ella.
Se podían incluso leer los números del Big Ben.
-Pasa y te pondré algo de beber - dijo él y le indicó que entrara a otra sala, donde había una mesa, puesta con todo lujo de detalles.

Ella miró la mesa asombrada. Sobre el mantel de damasco lucía una hermosa cristalería, candelabros con velas de esencias olorosas y un grandioso centro de rosas frescas. Ella lo miró fijamente.

-Para esta comida te has tomado ciertas molestias.
-Algunas -afirmó él.
-¿Y estabas tan seguro de que aceptaría tu invitación?
Él no pareció en absoluto afectado por la acusación.
-No soy un jugador, no hago apuestas. Por su puesto que no estaba seguro, pero digamos que confiaba en que así fuera.

-Eres terriblemente arrogante -dijo ella con calma y él se rió.
-Lo sé -respondió sin pudor-. ¿Qué le vamos a hacer?
-Nada -dijo ella completamente furiosa-. Porque acabo de cambiar de idea y he decidido no comer hoy.

Deseo Irresistible |z.m • s.g| #TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora