Verdades

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—¿Aún sigues molesta conmigo?

Hermione se sobresaltó al sentir que Arturo le arrebataba el libro que leía de las manos. Ella había estado escondiéndose de casi todo el mundo dentro de sus cámaras, queriendo simplemente dejar de pensar.

—¡Lo estaré si no me devuelves eso ya mismo!—lo amenazó.

El príncipe rodó los ojos. Cerró el libro y contempló el título.

—Decálogo de hierbas curativas—leyó antes de posar su mirada en ella—¿Es de Gaius?

—Así es. Tengo que devolvérselo intacto, así que saca tus brutas manos de él.

Arturo frunció el ceño y le entregó el libro inmediatamente.

—Alguien está de mal humor...—murmuró—Ya han pasado tres días, Hermione, ¿Por qué no puedes perdonarme? Entiendo porqué te molestaste...

—Lo dudo.

—Realmente, entiendo. No estás acostumbrada a las batallas y ese día en Ealdor viste mucha muerte. Aún estás sensible.... Y Will cayó justo encima de ti cuando lo hirieron...

Ella bufó.

—Realmente—dijo copiando la misma palabra que había utilizado él—No tienes ni idea de por qué estoy enfadada.

—¡Entonces, dímelo!—le rogó, casi gritándole.

Hermione siempre había sido dulce y amable con él. Era su hermana, a la que quería por encima de todas las demás personas del mundo. ¡No soportaba la idea de que ella estuviera enfadada! Había imaginado que con el paso de los días se le pasaría pero no había sido así.

—No lo entenderías.

—¿Por qué no me pruebas?—le pidió—Dímelo y luego júzgame.

Hermione tomó aire profundamente.

—Estoy enfada contigo porque fuiste muy insensible. Merlín acababa de perder a su amigo, el que sacrificó su vida por ti, y no haces otra cosa más que recriminarle no haberte dicho que era un hechicero...—Arturo se mostró confundido— ¿No lo entiendes aún? La magia no es el problema. El modo en que las personas la utilizan lo es.

—Es lo mismo.

—No, Arturo, no lo es... ¿Qué...? ¿Qué hubieras sucedido si hubiese sido yo la que hubiese hecho aparecer el viento? ¿Y si hubieses descubierto que tenía magia?

—Pero no la tienes.

Hermione tomó aire profundamente y contempló a su hermano fijamente.

—¿Estás completamente seguro de eso?

Arturo se quedó sin palabras. Su rostro sólo reflejaba el desconcierto y la duda. Él estaba convencido de que ella jamás podría ocultar una cosa así. Si hubiera tenido magia, lo sabría. Pero ahora parecía estar terriblemente enfadada porque él acusó a Will de ser un hechicero. ¿Por qué? ¿Podría ser posible que...?

—Lady Hermione...—Ingrid había entrado por la puerta pero al ver a los dos hermanos contemplándose tan fijamente supo que había interrumpido algo serio—Lo siento. Vendré más tarde.

Salió inmediatamente, dejándolos nuevamente. Hermione suspiró, dejando caer sus hombros, sintiéndose completamente desdichada.

—Lo siento—se disculpó sin mirarlo—No debí decir eso—aún no podía creer que estuvo a segundo de confesarle a Arturo su verdadera naturaleza—Tienes razón, estoy afectada por la muerte de Will pero no por el motivo que dijiste. La muerte no me es ajena.

La Princesa de CamelotWhere stories live. Discover now