Capítulo 36: Conquistas

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Naruto Namikaze

Me desperté cuando los rayos del sol atravesaron los cristales de mi habitación dándome de lleno en la cara y coloqué mi mano encima de mis ojos tratando de bloquearlos un poco. Creo que estaba un poco angustiado y es que Sasuke no había venido ayer a explicarme nada. Sé que Itachi había venido con su gran labia a tratar de aclararme todo y sabía lo que había pasado, pero no sabía ni me imaginaba el motivo por el que Sasuke aún no estaba por aquí tratando de darme su explicación de los hechos.

Di la vuelta en la cama y me choqué contra alguien, mi brazo se había puesto encima de un pequeño cuerpo y cuando abrí los ojos... me encontré con Asahi plácidamente dormido a mi lado. Sonreí acariciándole el cabello antes de darle un beso en la frente. Por fin tenía a mi hijo de vuelta, ningún juez se atrevería ahora a negarle algo a Minato Namikaze con la metedura de pata que habían tenido en su caso. En cuanto reclamamos la custodia de Asahi nos la habían devuelto y a mí me había librado de cometer la locura más grande de mi vida... tener que aceptar el matrimonio de Kabuto para poder recuperar a mi hijo.

Asahi abrió los ojos con lentitud restregándose sus puños por los ojos intentando desperezarse y sonrió al verme. Yo también sonreí, él era todo para mí, la luz de mis ojos, lo más importante en mi vida, no sé que haría sin él y cada vez que le veía... sabía que había tomado la decisión correcta, porque nuestra vida nunca había sido fácil, me quitaron a mi padre, había trabajado desnudándome ante gente que no conocía, había pasado apuros financieros, me había quedado embarazado... pero aquí estábamos, en una imponente casa, viviendo con mi padre ahora millonario, había conseguido ayudar a mis amigos, tenía a mi hijo y sólo me faltaba una cosa por hacer... recuperar a su padre, porque iba a luchar por él hasta el final.

- ¿Bajamos a desayunar? – le pregunté a Asahi y él sonrió moviendo la cabeza afirmativamente, así que nos levantamos y bajamos en pijama – espero que tu abuelo no haya quemado la cocina entera – le comenté pero para mi sorpresa... mi padre no estaba por aquí.

Sé que se había ido a buscar a Deidara al aeropuerto el día de antes, quizá le había dicho que se marchaba y por eso no había vuelto, estaría ahogando sus penas o qué se yo. Resoplé y preparé unas tortitas, a mí no me salían tan buenas como las de Mikoto, pero creo que por lo menos... eran comestibles. Asahi se las comió enseguida, le encantaban las tortitas y ya sé a quién había salido en eso... a Sasuke, porque él también las adoraba, era su desayuno favorito.

Llamé a Itachi nada más terminar de desayunar y es que con alguien tenía que dejar a Asahi porque iba a tener unas palabritas con su padre ya que no había venido aún. No tardó mucho tiempo en venir y se quedó en casa jugando con él mientras yo le comentaba que iba a salir. Me dijo que su hermano no estaba por la casa y tuve una ligera idea de dónde podía estar, así que cogí el metro hasta mi antiguo barrio y entré por el parque buscando nuestro viejo y destrozado escenario.

Miré por uno de los laterales intentado afirmar que mi intuición era correcta y que estaría allí Sasuke, no me equivoqué, se encontraba sentado en las gradas mirando algo, creo que alguna foto donde estuviéramos nosotros, seguramente... la que se sacó con Asahi y conmigo en aquel fotomatón del parque donde me robó el beso.

Me subí al escenario, él ni se había dado cuenta de que yo estaba allí y eso me hizo sonreír, seguía ensimismado mirando la fotografía y entonces empecé a cantar. Era malísimo, mi voz era horrible, casi tanto como la de Sasuke. Él se giró a mirarme en cuanto reconoció mi voz y empezó a reírse prácticamente lo mismo... que yo me reí cuando él me cantó en nuestra primera cita.

- Deja de cantar Dobe, se te da fatal – me dijo riéndose – va a llover si sigues cantando así.

- Y yo que creía que te gustaba escuchar mi angelical voz.

Striper a la Fuerza (Naruto: Sasuke-Naruto)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora