-¡Qué te deje en paz! ¿Qué expresión es esa para alguien que ha recibido una carísima educación en Inglaterra?-. Él hizo un chasquido con la lengua-. Una irrecuperable pérdida de tiempo y de dinero.

Su censura la sacó de sí. Ella se daba cuenta de que todo aquello no era más que parte de un juego para hacer que se sintiera vulnerable. Pero lo estaba consiguiendo a pesar de que ella quería evitarlo. Se sentía como un pececillo indefenso, acosado por un tiburón. La estaba colocando en una posición de debilidad que no le correspondía.

Ya no era esa colegiala a la que se puede abrumar y desconcertar. Era una mujer hecha y derecha con una brillante carrera profesional y un prometedor futuro. No tenía por que responder a sus preguntas. Sin decir ni una sola palabra más, emprendió la marcha hacia la casa, abriéndose camino entre la multitud. Pero era perfectamente consciente de que Zayn la seguía.

«¡Qué me siga!», pensó con resolución.

Le cerraría la puerta de la habitación en las narices y luego echaría la llave. Eso le bajaría los humos. Él había afirmado que no le importaba en absoluto su reputación, pero ella dudaba de que a él fuera a gustarle el verse despreciado frente a tan concurrida audiencia. Ella era consciente de que la gente los miraba y, especialrnente, las mujeres, que no le quitaban ojo a Zayn. Todas lo miraban con lujuria. Ella había experimentado lo mismo en su momento.

De pronto, se sintió profundamente engañada al ver que él se había detenido a hablar con una de las camareras. Selena se preguntó dónde se habría metido Niall, pero parecía habérselo tragado la tierra. Tal vez era mejor que no estuviera por allí. Habría querido saber quién era Zayn y no tenía ni idea de cómo explicárselo. No podía decirle, sin más:

«Es el hermano de mi mejor amiga. El hombre al que una vez rogué que me hiciera el amor».

Y que no lo hizo. Eso fue lo más vergonzoso. No lo había hecho. Era una historia de la que no se sentía orgullosa en absoluto y, hasta aquel día, la hacía ruborizarse el recordar cómo había sucedido todo. Con el pasar de los años, había logrado borrarla ligeramente de su memoria, pero él verlo allí la había devuelto a la vida aquel lamentable suceso con toda su intensidad y claridad. Ella entró en la casa, descalza, sintiendo el frío intenso del suelo de mármol.

Su habitación estaba en el piso de arriba y, justo al otro extremo del pasillo estaba la de Niall. Se apresuró a abrir su puerta, consciente de que Zayn venía detrás. Podía diferenciar el sonido de su respiración y ese olor tan masculino que era característico, no importaba el tiempo que hubiera pasado. Se dio la vuelta para mirarlo a la cara. Le resulta ha difícil respirar y tenía una expresión de fiereza en los ojos.

-Esto es totalmente ridículo -dijo ella.

El rostro de él resultaba desesperantemente enigmático.

-En eso estoy de acuerdo dijo él-. Estás incorporando un innceserario elemento de farsa en una petición muy sencilla: hablar. Ella miró al interior de la habitación.

-Está bien, pero no aquí. Él sonrió, pero aquella sonrisa no alteró la frialdad de su mirada.

-¿Por qué no? Déjame adivinar. La presencia de una cama... te incómoda. ¡Claro! Tienes miedo de no poder controlar tus instintos si hay una cama entre tú y yo.

Ella tragó saliva con dificultad. A su mente vinieron todas las noches que había pasado pensando en cómo debería comportarse si tenía la mala suerte de volver a encontrarse con él. Querría haberlo ignorado o haber hecho como que no lo reconocía.

Pero al recordar su rostro impecable y hermoso en la oscuridad, enseguida se daba cuenta de lo imposible que aquello le resultaría. Había algo en aquel hombre que se materializaba incluso con su recuerdo. Pero desde luego, no habría querido, bajo ningún pretexto, que él se diera cuenta de lo que la alteraba su presencia.

Y, sin embargo, eso era exactamente lo que le estaba transmitiendo. Respiró profundamente y se transformó en la celebridad superficial que era cuando tenía que trabajar. Le sonrió con esa luminosidad que reservaba para las cámaras fotográficas.

-Perdóname -dijo, con un tono deliberadamente poco sincero que confundió ligeramente a su adversario-. He estado bajo mucha presión últimamente, demasiado trabajo, ya sabes lo que es esto. Puedo dedicarte diez minutos, ¿será suficiente?

-Más que de sobra -respondió él absolutamente insensible.

Ambos entraron en la habitación. Él se acercó al balcón que daba a la piscina y se mantuvo en silencio unos segundos, mientras observaba a la gente que se estaba comiendo la langosta recién traída por los camareros. Las mujeres trataban de hacerlo con mayor delicadeza y elegancia, luchando encarnizadamente para que no se les borrara el lápiz de labios.

Sin embargo, el marisco se oponía a sus deseos, confiriendo a ambos sexos, el aspecto de monstruos devoradores de monstruos. Sel trató de romper el hielo.

-¿Qué tal está Waliyha? El se dio la vuelta y le lanzó una mirada heladora.

-¿Te importa lo más mínimo?

-Por supuesto que me importa. Ella era mi mejor amiga... antes de que la obligaras a dejar la escuela y le prohibieras volver a verme. Él levantó una ceja.

-Esa es una decisión de la que jamás me he arrepentido. No estaba de acuerdo con las compañías que frecuentaba. Selena levantó la barbilla.

-Supongo que te refieres a mí. Él la miró fijamente.

-Respuesta acertada. No tenía intención alguna de permitirle a mi hermana que copiara determinadas formas de comportamiento, y menos el tuyo. Las jovencitas se dejan llevar por aquello que los amigos hacen. Puede que para ti sea perfectamente normal ir acostándote con todo lo que se te pone delante, pero no estaba dispuesto a tolerar que mi hermana hiciera lo mismo.

Tremendamente dolida, Selena, apartó la mirada de aquellos ojos tenebrosos, oscuros y deliciosamente peligrosos. Él la consideraba una trampa. Nunca se atrevería a tocarla. Entonces, ¿por qué se molestaba en estar a la defensiva?

-¿Para eso has venido? -le preguntó ella con amargura-. Para hacer un repaso completo de mi tumultuoso pasado. Ya dejaste claro lo que pensabas de mí. No me interesa lo más mínimo volver a escucharlo.

-¿Alguna vez te importó lo que yo pensara?. ¿O fui solamente otro cuerpo en el que enroscar tus piernas? Selena dudó unos segundos.

La crueldad de sus palabras había logrado hacer que la erótica imagen que él mismo había creado se desvaneciera en el mismo instante que se creaba. Ella abrió los ojos y respondió impulsivamente, sin analizar lo que iba a decir.

-Por supuesto que me importó. Tú eras el hermano mayor de mi mejor amiga. Me echaste de tu casa como si fuera una basura. Tuve que volver rápidamente, sin tener una explicación clara que darle a mi madre... Una expresión casi de dolor apareció en los ojos de él.

-¿Cómo? ¿Se lo dijiste a tu madre? Los ojos de ella estaban fríos como el hielo.

-No te preocupes. Eres extraordinario. La convenciste por completo de que no había habido ningún contratiempo y de que todo seguía bien. No iba yo a ser tan estúpida como para decirle que me habías echado primero de tu cama y, a las pocas horas, de tu casa.

-¡Por Dios! -exclamó él-. ¿Es necesario que lo digas con tal crudeza?

-Perdón, pero fue bastante crudo -respondió ella-. Y es la verdad. Es horrible y es algo que, por encima de todo, quiero olvidar. Así que, te repito, no tengo ningún interés en recordar un momento tan doloroso de mi pasado. Si es para eso para lo que querías que hablásemos... Él la miró durante unos segundos.

-No, no es para eso.

-Entonces, ¿para qué?

-Necesitaría que hicieras algo por mí -dijo él, pero la intensidad de su mirada hizo que las palabras resbalaran por la piel de Selena. Se quedó obnubilada por la oscura fuerza de sus ojos impenetrables y se sintió trasladada a aquel tiempo pasado en que conoció a Zayn Malik...

Deseo Irresistible |z.m • s.g| #TERMINADAHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin