CAPITULO 4. CITA DOBLE

9.1K 627 39
                                    

MILES

Hoy es sábado, mi tan anhelado sábado, el día de mi primera cita con Rachel, mi dulce y hermosa Rachel, sueno posesivo, pero estoy seguro que será mi Rachel hasta el final de mis días.

Me levanto de la cama como un resorte cuando escucho la voz de mi papá, él grita desde la cocina, debo levantarme y hacer algunos deberes. Es tan difícil ser el único en la casa, antes no debía preocuparme por nada, pero desde que mi madre se fue tengo muchas responsabilidades.

- Se te pegaron las sábanas hoy, grandulón- me dice en tono burlón. Ruedo mis ojos.

- Necesitamos hablar, hijo – anuncia mientras se sienta junto a mí en la mesa.

- No tenemos nada de qué hablar-le espeto.

- Si tenemos, Miles, tienes que entender que amé mucho a tu madre, que me duele tanto como a ti su partida.

- No, papá, a ti no te duele, tú te sientes libre, ella era una carga para ti, y no te atrevas a mentirme.
Estoy muy enojado, me levanto de la mesa y golpeo la silla contra el suelo, soy como un león enjaulado en estas cuatro paredes, necesito salir de aquí.

- Miles, no es así. Hijo, tienes que escucharme- me ruega.

- No quiero, papá. Me voy. -
Salgo por la puerta echando humo, mi papá no me va a engañar.

Me toma un tiempo tocar el timbre en casa de Corbin y Tate, solo lo hago cuando mi ira ha cesado. Saludo a Corbin y me invita a pasar. Luego de un rato de encestar la pelota, por fin veo a Tate, la extrañaba mucho, le cuento todo respecto Rachel y siento que quito un peso de encima al hacerlo, ella es mi mejor amiga, sabe todo de mí, no sé porque tenía tanto miedo de contarle, ella siempre me ha apoyado.

Tate sube a su habitación a prepararse para su cita con Evans, yo me despido de Corbin y me voy a casa también, hoy es la cita más importante de mi vida, con la mujer de mis sueños, quien llena cada espacio de mi corazón, Rachel.

Llego a casa y agradezco que papá no esté allí, no quiero seguir la conversación que dejé hace unas horas, no hay forma en la que pueda entender como superó tan rápido a mi madre. Me lleva más de una hora estar listo para la cita, parezco una chica cambiándome de atuendo varias veces hasta que decido por dejarme lo que había escogido al principio: jeans negros, suéter blanco y tenis.

A las seis en punto, estoy en la puerta de la casa de Rachel, le compré un ramo de rosas rojas, espero le gusten.

Todo mi cuerpo se tensa. Mis manos sudan y están temblorosas. Respiro profundamente y toco el timbre, la puerta se abre segundos después, solo con verla mi corazón se acelera y mi piel se eriza, Rachel luce hermosa con unos jeans apretados y una blusa violeta de profundo escote que me deja literalmente boca abierto.

- Eres hermosa, Rachel –le digo con voz temblorosa.

- Tú no te quedas atrás, Miles- sonríe sonrojada

Cada segundo, me enamoro más de ella, este es oficialmente el mejor día de mi vida.

- Nos vamos –le digo mientras extiendo mi mano, ella me entrega la suya y yo beso su delicada piel, se siente tan suave.

- ¿Piensas entregarme las rosas o están adheridas a tu mano?

- Oh, por supuesto, Rachel, son para ti- estoy tan nervioso que olvidé por completo el ramo, ella lo lleva dentro y luego sale. Subimos al auto y, en cuestión de minutos, llegamos al parque de diversiones.

Antes de bajar, la miro a los ojos. Rachel me observa con los suyos, verde esmeralda. Me acerco a ella y acaricio su mejilla con mi pulgar, cierra los ojos en forma de aprobación, me está dando permiso de besarla. No pierdo un segundo más y aprieto mis labios con los suyos, ella pasa sus dedos por mi cabello y se pega a mí, abre sus labios dándole acceso a mi lengua, es un beso apasionado, nunca antes había besado así a otra chica, al hacerlo siento que le entrego parte de mi vida, parte de mi corazón.

UGLY LOVE: FOREVER YOU (editando)Where stories live. Discover now