26. DISTANCIA

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MILES

"...la vida es injusta en muchas ocasiones, Miles. Sé que no quieres perderme, pero la muerte es parte de de la vida y mientras no me olvides y guardes todos nuestros momentos en tu corazón, ahí estaré. No te aferres a lo malo de la vida: el rencor, el odio, la culpa, la maldad... todo eso es como este cáncer, que aunque no te mata el cuerpo, acaba con el alma. Y eso cariño, es lo más importante. Cuida tu corazón; solo tú eres el responsable de lo que guardas ahí"

Fueron pocas las veces que mantuve grandes conversaciones con mi madre, las contaría con una sola mano; pero qué esperar de un adolescente en plena pubertad, preocupado por aquella chica que tanto le gustaba, dormir con una sonrisa tonta en los labios al recordar su primer beso. Eso debería ser lo único con lo que debería lidiar un chico de mi edad. En cambio, tuve que batallar junto a mi madre con ese despiadado cáncer, una enfermedad que conocí tan de cerca y a la que tanto odio. Nada en este mundo me preparó para perderla a ella, ni sus palabras, ni las advertencias de los médicos, pero sucedió, una tarde simplemente dejó de respirar. Estuve a su lado hasta su último suspiro. Todo estaba preparado ya, mamá planeó cada detalle como si se tratase de un gran evento. Esa fue la primera vez que usé una corbata. No me gustaba la idea, pero ella dijo "será pertinente".

¿Has visto esas películas donde el chico está de pie en medio de una enorme habitación y todo transcurre a su alrededor, pero él no está ahí? Así me sentía yo, desorientado y vacío. Todo era tan surrealista. ¿Qué haría ahora sin ella?, nunca me planteé esa pregunta, ni cuando ella me lo confesó mucho antes. No quería creer que pasaría. Cuando sucedió, estaba enojado con todos: con papá por no cuidarla lo suficiente, con Tate por decir que ella estaba en un mejor lugar ¿qué mejor lugar que a mi lado? me cuestionaba, y sobre todo, con mamá por dejarme solo. Ese fue el punto de quiebre, ya no me ilusionaba con las chicas, no quería arriesgarme en desarrollar sentimientos por nadie y después perderla.

Dejé que mi corazón se llenara de lo malo, desarrollé mi propio cáncer. Ira, rabia, enojo, cobardía y, sobretodo, miedo. Miedo del futuro, miedo de equivocarme, miedo de fracasar. Estaba cansado de ese sentimiento, el día que conocí a Rachel mi corazón estaba dispuesto a intentarlo, había decidido arriesgarlo todo con Tate, pero se cruzó en mi camino la hermosa pelirroja de ojos verdes que me cautivó al instante. Redirigí mis sentimientos hacia ella, hacia lo desconocido. Con ella no había nada que perder, era una nueva persona, sin pasado, sin recuerdos y sin dolor.

Cuando alguien muere, tienes la certeza de que no está, que se marchó y solo vive en tus recuerdos. No la verás en un pasillo, ni recostada en tu cama. Con Tate es diferente, ella sigue ahí, es tangible. Aunque un océano nos separe, sé que  existe y que la veré de nuevo. Tarde o temprano.

***

- Hoy Tate me preguntó por ti. Le dije lo que acordamos ¿hasta cuando piensas huir? - preguntó molesto.

- No estoy huyendo, Corbin, es trabajo, solo eso. Llamé para saber si está bien ¿lo está? - pregunté nervioso.

- No la he visto mucho, pero está sana si a eso te refieres - espeta.

- Es lo que importa. Mientras yo no esté, se mantendrá a salvo. -Una punzada atravesó mi garganta dificultando mis palabras.

- ¡Hasta cuando te digo dejes de decir eso! El hecho de que tu mamá y Rachel murieran no significa que Tate también lo haga. Y si sucede, podría pasar contigo o sin ti - dijo elevando su voz con cada palabra. ¿y si tiene razón? , ¿y si le pasa algo y yo no estoy cerca de ella? -Además, ¿qué probabilidad hay de que algo suceda, Miles? Vuelve aquí y lucha por ella como nunca antes lo hiciste. Después de todo, mereces ser feliz, amigo.

- Nos vemos pronto, Corbin. -Me despedí y colgué la llamada. Todavía no estoy seguro de todo esto. Parece que traigo la muerte a cuestas.

Me recosté en la cama del hotel y cerré mis ojos mientras pensaba en todo lo que Corbin había dicho. Cedí ante el sueño y el cansancio.

- Miles Mikel Archer, ven aquí ahora mismo - gritó Tate fingiendo enojo. Su cabello estaba mojado y las gotas de agua corrían por su rostro. Me apresuré a quitarme mi sudadera y corrí a su encuentro, el agua le cubría el pecho pero era tan clara que podía ver a través de ella. Había algo en su mirada, un brillo que antes no estaba.

- Señora Archer ¿solicitaba mi presencia? - me acerqué a su cuerpo y besé sus labios.

- Me encanta que me digas señora Archer. Es perfecto - susurró.

- Señora Archer, mi señora, solo mía - repetí haciéndola sonreír. Se veía feliz y yo también lo estaba. Eramos felices juntos. El cielo se oscureció y enormes gotas de lluvia comenzaron a caer sobre el mar en calma, tomé a Tate de la mano y caminé rápidamente hacia la orilla. Miré sobre mi hombro y vi una enorme ola levantarse detrás de nosotros, la halé por el brazo y la acerqué más a mí; fue demasiado tarde, la ola impactó sobre nosotros provocando que entráramos en el bucle de la misma, Tate clavó sus uñas en mi antebrazo y yo apreté su muñeca con fuerza. El remolino de agua fue más fuerte que los dos y nuestros dedos se separaron. Nadé a la superficie y comencé a gritar su nombre, pero no respondía.

- Tate - grité hasta que mi garganta dolió. Ella nunca volvió

¡No¡ Vuelve por favor, Tate, no me dejes. -Mi corazón latía sin control en mi pecho cuando desperté. Estaba llorando. Se sintió tan real.
Debo verla y comprobar que está bien.

En cuanto me bajo del avión, trazo el trayecto en mi cabeza calculando los minutos que me tomará llegar al edificio. Retiro mi maleta y comienzo a recorrer los pasillos con premura. Hay varios grupos amontonados por aquí y por allá. Una anciana abraza a una niña, un hombre besa a su chica rodeando sus brazos mientras ella sostiene un ramo de rosas. En otra esquina, un puñado de chicos con bolsos mochileros lucen muy emocionados, felices de la aventura que emprenderán. Más allá de esos chicos, observé una silueta conocida: Tate. Ella entrelaza su brazo al de Erick y camina sonriente. Mis pies se detienen como si se soldaran al suelo. ¿A dónde vas con él, pequeña?

Los celos se clavan en mi pecho como una daga afilada aún cuando está con él por mi culpa. Si no me hubiera ido, estaríamos juntos ahora.
Tengo que recuperarla, no quiero estar más sin ella.
Comienzo a caminar hacia ella en el mismo momento que a Erick vuelve al  lado de Tate, la coge del brazo y se van juntos.
¿En qué estaba pensando? No es así como debe pasar, sé que ella quiere a Erik y odiaría lastimarlo. Cuando vuelva, la buscaré.

UGLY LOVE: FOREVER YOU (editando)Where stories live. Discover now