Capítulo 29.

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Giorno Joestar se levantaba todos los días de buen humor. Siendo un niño pequeño había días en los que le costaba trabajo abrir los ojos y levantarse, pero siempre contaba con su adorada mascota para levantarse y con sus amorosos padres para ayudarlo.

Cada mañana y luego de ser preparado por alguno de sus padres, el pequeño bajaba para comer el delicioso desayuno que le preparaban cada mañana y solía comer con mucho ánimo, amando el sazón de sus dos padres. Normalmente después de comer se daba unos minutos para jugar con su querida mascota mientras sus padres terminaban de prepararse ellos mismos para salir, sin embargo esa mañana las cosas fueron un poco distintas pues no tuvo oportunidad de jugar con su mascota ya que sus padres dijeron que debían llegar más temprano de lo usual a sus empleos, por ello Giorno llegó un poco antes a la estancia infantil.

Al parecer quién más temprano debía llegar era su padre Dio pues fue su padre Jonathan el encargado de llevarle a la estancia.

- Que tengas un gran día, Giogio -
Le dijo Jonathan a su pequeño hijo una vez que le bajó del auto. Si bien se despediría de nuevo al entregarlo con su cuidador, le encantaba desearle buen día.

- Papi... ¿Podemos cenar pasta? -
Preguntó el menor yendo de la mano de su padre.

Hasta hacía una semanas Jonathan acostumbraba bajar a su hijo y llevarlo en brazos hasta la puerta de la estancia, pero Giorno había comenzado a decir que prefería tomarle de la mano y caminar él mismo, algo que si bien hizo sentir un poco triste a su padre también le provocó orgullo al ver que ya comenzaba a sentirse y comportarse como un niño mayor, así que se aseguraba de sujetarlo firmemente hasta llegar a la puerta.

- ¿Pasta? -
Arqueó la ceja con cierta sorpresa pues si bien en su casa la pasta era bien recibida, era la primera vez que el pequeño pedía cenar eso.
- Por supuesto que sí, pero ¿Por qué? -.

- El otro día Mista estaba hablando con Fugo, le dijo que su madre hacía la mejor pasta del mundo, Fugo le dijo que eso era imposible porque la mejor pasta del mundo era la del señor Bruno, pero yo nunca he probado la que cocina el señor Bruno -
Se explicó de forma clara como siempre hacia.

- ¿Y quieres saber si papá o papi pueden preparar una pizza aún más deliciosa? -.

Giorno asintió con una firme mirada de determinación en los ojos, provocando una sonrisa en su padre quien se sintió enternecido por la inocencia de su pequeño hijo.

- Entonces papá y papi se esforzaran en la cocina esta noche -
Prometió.

La alegre conversación se vio interrumpida cuando finalmente llegaron al lugar, pero más exactamente porque ya había dos personas en la entrada, siendo una Bruno Bucciarati y la otra un hombre de avanzada edad que si bien ni Jonathan ni Giorno lograban identificar del todo, sí sabían que lo habían visto antes allí.

- Se lo encargo por favor, señor Bucciarati -
Dijo el hombre con una voz ronca típica de su edad.

- Haré lo que pueda, signore Piaro -
Bruno respondió de forma solemne, en su rostro estaba dibuja una expresión de preocupación.

- Per favore -
Dio el hombre como mensaje final antes de hacer una ligera reverencia con la cabeza y proseguir a retirarse, fue entonces que se percató del enorme hombre de azules cabellos y del pequeño niño.
- Oh, buongiorno -.

- Buongiorno -
Jonathan imitó el saludo siempre dispuesto a adaptarse al entorno que le rodeaba, también le dio un saludo al cuidador de su hijo.
- Buongiorno, signore Bucciarati -.

Bruno en respuesta sonrió, aunque en su mirada se podía notar todavía un deje de angustia.

- Tú debes ser il piccolo Giorno, Pannacotta me ha hablado mucho sobre ti -
Dijo el hombre mirando con interés al pequeño.
- Dice que eres muy inteligente -.

Star Kids - Jojo's Bizarre Adventure Where stories live. Discover now