Capítulo 3.

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Cuando Jonathan Joestar y Dio Brando dejaron a su pequeño hijo Giorno en la estancia infantil Bucciarati por la mañana, lo hicieron deseando que el pequeño lograra acoplarse o que al menos ese primer día lo pasara lo suficientemente bien para darle una oportunidad al lugar y cuando fueron a recogerle a las 7:30, descubrieron que sus expectativas fueron alcanzadas.

Durante todo el camino a casa, Giorno les habló de lo que hizo en la estancia desde que le dejaron allí a las 9 am. En su forma tranquila y suave de hablar, Giorno les describió todo lo que vio en el lugar con mucho detalle y la conversación terminó extendiéndose hasta llegar a casa. El niño corrió a saludar a su querido perro y a jugar con él como compensación por haberle dejado solo todo el día y aunque sus padres querían saber más de su día, decidieron esperar para continuar la charla en el comedor.

Jonathan fue el encargado de preparar una rápida cena y la familia se sentó para degustarla, momento que los padres aprovecharon para hacer preguntas acerca de los demás niños de la estancia.

– Se llaman Narancia, Mista y Fugo, son muy buenos – Respondió el pequeño mientras seguía comiendo, pero por supuesto se aseguró de hablar sin alimentos en la boca.

– Oh, vaya, que nombres tan interesantes — Por un momento Jonathan olvidó que la estancia se encontraba en el barrio italiano y por lo tanto los niños que asistían debían tener ascendencia italiana, también olvidó que su propio hijo lleva un nombre en italiano. — ¿Y cuántos años tienen? ¿Te lo dijeron? —.

— Sí, Narancia tiene 4 años y todavía no va a la escuela como yo, Mista y Fugo tienen 8 años y ellos sí van a la escuela — Resultó que sí tenían la edad de su primo Josuke aunque seguían siendo menores, ya que su primo pronto cumpliría 9 años.

— Vaya, que interesante — Jonathan miró a Dio. Se suponía que la meta era que Giorno conviviera con niños de su edad y curiosamente todos eran o menores o mayores que él.

— ¿Y qué hay de Bucciarati y su compañero? ¿Cómo te trataron? — Preguntó Dio. Por supuesto que le interesaba saber si su hijo se llevó bien con sus compañeros, pero le importaba más saber si no había sido maltratado por los adultos.

— El señor Bucciarati es muy amable, siempre sonreía, ayudó a Narancia a ir al baño y también ayudó a Mista con su tarea — Recordó aquellos momentos vividos en algún punto de la tarde.

Los padres volvieron a compartir miradas, mostrándose mutuamente el alivio que sentían.

— ¿Y su compañero? -.

— El señor Abbacchio es muy callado, casi no me habló, su voz da un poco de miedo, pero es bueno, ayudó a Fugo cuando no entendía palabras de su libro ¡Fugo es muy inteligente! ¡Lee libros como los de papi! — Aquello último le había sorprendido mucho.

— ¿Enserio? Eso es impresionante — Jonathan se sorprendió genuinamente, no era muy común que un niño de 8 años leyera libros sobre arqueología e historia.

Dio por su parte se concentró más en la información sobre el otro cuidador de la estancia. No se sentía del todo seguro puesto que no vio ni habló con el sujeto como lo hicieron con Bucciarati y la descripción de Giorno era algo ambigua. Esperaba que la razón por la que no le habló a su hijo fue porque es alguien callado y no por otro motivo.

— Hoy sí que fue un día muy interesante ¿O no, Giogio? — Cuestionó Jonathan.

— Sí, me divertí, Narancia me pidió que mañana le lea otro cuento porque Fugo es quien se los lee, pero se aburre cuando está en la escuela —.

Esa era la respuesta que los padres necesitaban para una pregunta no dicha: ¿Quieres volver mañana?

Parecía que todo estaba bien y Giorno tuvo una muy buena impresión de la estancia, aliviándoles y alegrándoles.

Star Kids - Jojo's Bizarre Adventure Where stories live. Discover now