Capítulo 9.

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12/05/2023

Josuke Joestar comenzaba sus mañanas lleno de energía. Abría los ojos y miraba la hora en su despertador, orgulloso de haberle ganado pues tenía una pequeña competencia con el objeto, luego se levantaba de la cama e iba inmediatamente a lavarse los dientes para luego prepararse para su día en la escuela. La velocidad con la que el niño se preparaba se debía principalmente a que le tomaba mucho tiempo peinar su cabello.

El niño se apresuraba en las mañanas debido a que su peinando favorito era muy laborioso y le tomaba mucho tiempo estar listo, llevándose 20 minutos de su mañana en tenerlo preparado. El esfuerzo valía la pena, al menos para el niño, quien al terminar se miraba orgulloso en el espejo de su baño. Ya estando listo tomaba su mochila de la silla junto a su escritorio y bajaba para el desayuno, entrando al amplio comedor siempre con una gran sonrisa y diciendo en voz alta:

— ¡Buenos días! —.

El amplio comedor para 12 personas tenía solo dos lugares ocupados. En la cabecera de la mesa se encontraba una hermosa mujer de largo cabello oscuro, su fino rostro estaba cubierto por un maquillaje impecable que hacía resaltar su belleza natural; A su lado derecho se encontraba un corpulento y alto hombre de desordenado cabello castaño. Ambos dibujaron una sonrisa en el rostro al ver entrar al niño.

— Buenos días, Josuke — Saludó la mujer. — Tan puntual como siempre —.

— ¿Otra vez le ganaste al despertador? — Preguntó el hombre, el padre del niño.

— ¡Sí! — Respondió el infante con una sonrisa de victoria mientras colgaba la mochila en la silla y se sentaba del lado izquierdo de su abuela.

A los pocos minutos de haberse sentado el niño ya tenía un plato con el desayuno frente a él, cortesía de la ama de llaves y como todas las mañanas, el niño comenzó a comer con mucho entusiasmo, disfrutando de los waffles con miel de maple mientras los adultos le miraban con una sonrisa.

Las mañanas en la casa de Elizabeth Joestar solían ser así. La exitosa mujer compartía el desayuno con su hijo y su nieto, mientras conversaban un poco de lo que harían durante el día y usualmente el niño no intervenía mucho en esa conversación, ya que su abuela y su padre hablaban de negocios, pero ese día tenía una incógnita que resolver.

— Oye, papá ¿Ya tienes todo listo? — Preguntó con algo de miel en las mejillas.

— Sí, todo está listo y preparado — Joseph Joestar levantó el pulgar y le guiñó un ojo a su hijo.

— ¡Genial! — Josuke sonrió con emoción. — ¡No llegues tarde esta vez! —.

— Lo sé, lo sé, no te preocupes, yo siempre soy muy puntal —.

— No es cierto, llegaste tarde el martes y el miércoles — Le recordó mirándolo acusadoramente.

— Yo puedo ser puntual, pero no controlo el tráfico de la ciudad —.

El ceño fruncido de Josuke indicaba que la excusa de su padre no le parecía graciosa.

— ¿De qué estamos hablando aquí? — Preguntó Elizabeth.

— Josuke quiere ir hoy a la academia para ver a Caesar —.

— ¡Le daré su regalo! — Exclamó con emoción.

— Oh, ya veo —.

— Le dije que puede dárselo mañana porque vendrá a la fiesta de todas formas, pero insiste en que no — Suspiró Joseph.

— ¡Quiero ser el primero en darle un regalo de cumpleaños! — Proclamó el niño muy determinado.

Joseph solo torció la boca en un gesto de cansancio, pero en realidad le gustaba ver a su hijo tan enérgico y decidido.

Star Kids - Jojo's Bizarre Adventure Where stories live. Discover now