ANNA

78 8 3
                                    

Si miro dos años hacia atrás, nunca imaginé que estaría firmando libros hoy en día. Mi libro.

Y si miro cuatro años para atrás, nunca creí que saldría de aquel pozo en el que caí después de dejar atrás lo que viví en Barcelona.

Los días, las semanas y los meses comenzaron a pasar cuando llegué a casa. Todo era un caos para mí, ya no sabía cómo se sentía tener la piel de las mejillas limpias y secas, porque lloraba día sí y noche también. Muchas veces llegué a pensar que estaba cometiendo un error. Que estaba siendo una egoísta con los demás por pensar solo en mí, en mi bienestar.

Pero... si yo misma no pienso en mi salud mental, ¿quién más lo hará? Yo soy quien cayó en aquel pozo y yo misma me salvé.

Me tomé un año para mí, para mi paz y para pensar. Después de meses y de visitas al psicólogo, me mudé a New York con ayuda de mis padres. No dejé de tener mis citas semanales con mi psicólogo de Provincetown, tenía las llamadas pautadas y fue un apoyo, mas que una ayuda para sanar. Allí ingresé a la carrera de Licenciatura en Lingüística y Literatura Inglesa, tenía claro mi gusto por los libros y esa semilla que se plantó en mí comenzó a crecer en forma de amor por la escritura. Nunca dejé las redes, era como mi cable a tierra. Comencé con una comunidad muy pequeña donde día a día cuento sobre la carrera de Literatura, reseño libros y... hablo del mío también.

Hice miles de manuscritos, bocetos, borradores. Tenía una idea clara, pero no me animaba a mostrarla. Hasta que lo hice.

Encontré una plataforma que me ayudó a volcar toda mi imaginación en ella y poco a poco fui compartiendo capítulo a capítulo con mis seguidores. La comunidad se disparó y en cosa de nada me encontré con usuarios hablando de mi libro, algo de no creer. Pero no todo fue color de rosas, tuve muchas veces donde no encontraba palabras y no alcanzaba a escribir ni un solo párrafo. Y fue ahí donde me apoyé en mis lectores para encontrar motivación. Siempre he sido y soy sincera con ellos, lo cuento todo, porque detrás de las redes hay una persona de carne y huesos y es lo que quiero demostrar.

La perfección no existe, es un objetivo inalcanzable y comprenderlo es el triunfo.

Cuatro años después, estoy aquí de nuevo. Aterrizo en Barcelona, ni yo me lo creo. Me ha costado mucho aceptar esto, pero no podía fallar en este día. Como siempre, me traigo la casa encima. Mi pequeña maleta de mano está a mi lado, la mochila la tengo colgada sobre un hombro y la maleta facturada aún no aparece. Llevo varios minutos y como no tengo apuros, decidido escuchar algo de música para suavizar la espera. Miro confundida porque estoy esperando más de lo que pensé y decido echarle un vistazo al boleto para confirmar la cinta donde saldrá mi maleta.

«Me equivoqué»

Me quito los AirPods. La cinta que me toca es la 3 y estoy en la 8, creo que por no mirar bien me he confundido. Y también pienso que necesito lentes, está claro.

Guardo mi estuche de los auriculares y me giro para caminar hacia la cinta correcta, pero me lo encuentro de frente.

Luca.

—Anna —dice sorprendido.

—Hola —es lo único que alcanzo a decir.

El corazón se me aprieta al hacerle un repaso y encontrarlo igual, pero más mayor. Se ve increíblemente bien y sus espesas pestañas adornan sus ojos color avellana. Me encan...

Escucho muchas voces.

—¡Anna Hopper! —son muchas niñas que se acercan— ¿Me lo firmas por favor?

Llevan mi libro.

Las recibo con gusto y una sonrisa. Gracias a mis lectores soy quien soy hoy en día.

Por Primera Vez ©Where stories live. Discover now