LUCA

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Mis apuntes reposan sobre el escritorio de mi pequeña oficina en la empresa, intenté leerlos miles de veces porque se acerca mi examen final de la carrera y es poco lo que he estudiado, pero cada vez que decido leer, la imagen de Anna con el imbécil de su ex besándose en la sala de mi apartamento viene a mi mente una y otra vez. Cuando por fin me había abierto a experimentar todo lo nuevo que estaba sintiendo, cuando le había pedido que sea mi novia y no dejaba de pensarla día y noche cuando estaba lejos, ahí ella había decidió engañarme y nada más y nada menos que con el que la había maltratado por años y no había hecho nada más que lastimarla en la relación.

Yo estaba decidido y dispuesto a todo con ella, pero pensándolo bien, cuando tuve el coraje de abrirme y vivir todo lo que a mí me aterraba, tuve que dar la vuelta y volver a cerrar esa puerta.

No quiero explicación, no quiero verla ni saber cómo fueron las cosas porque mientras más imagino más me cabrea tener esa imagen de ella en los brazos de él.

Dejo a un lado los apuntes y el iPad para centrarme en el computador a trabajar, ya que abandoné las oficinas de Estados Unidos por pensar que mi padre estaba pasando por algún problema y al final el que terminó con un problema soy yo.

  —¿Para qué me necesitas con tanta urgencia? —mi padre decide hacer presencia—. Azucena me informó de que pediste una reunión conmigo, ¿acaso no te encomendé una responsabilidad en la que deberías de estar trabajando justo ahora en Estados Unidos? ¿Qué haces aquí?

A veces es un poco duro, y más cuando se trata de temas de la empresa.

  —Estaría allí si después de que me dejas un mensaje casi que alarmante, contestaras a mis llamadas —dejo el MacBook a un lado para hablar.

  —¿Abandonaste tus obligaciones solo porque no pude ponerme en contacto contigo?

  —Creí que sí, pero al parecer fue una señal del destino para venir y encontrarme con mi novia besándose con su ex en mi piso —hablo apretando los dientes. Estoy muy molesto.

  —¿Qué dices? —se sirve un vaso de Whisky de mi pequeño bar.

  —Lo que oyes. Llego y me encuentro a Anna con la mierda de su exnovio que me entero ahora de que encima lo contrataste en la empresa —me paro a quitarle el vaso de mi whisky, que se tome del suyo en su oficina.

  —¿Santiago? —pregunta como si ya lo conociera, solo asiento y me vuelvo a mi silla con el vaso en la mano—. Es su amigo, seguro estás haciéndote escenas en la cabeza.

  —¿Amigo? ¿Así lo presentó?

  —No lo presentó, él vino aquí porque necesita el trabajo —se quita una pelusa de su reluciente traje, restándole importancia a lo que estamos hablando.

  —Ese miserable no necesita trabajar aquí, lo hace para estar más cerca de ella porque es un puto loco enfermo —me tomo el resto del whisky y siento como quema el paso por mi garganta—. Échalo.

  —No voy a echar a nadie por tus celos. Arregla las cosas con tu novia y no vengas aquí a exigirme cosas —se gira de malas maneras—, esta todavía es mi empresa —y cierra la puerta de mi oficina detrás de él.

«No por mucho tiempo más» cierro la pantalla del computador para meter todo en mi maletín y largarme a mi apartamento. Azoto la puerta de mi oficina e ignoro a todo aquel que se cruza por mi lado mientras subo al ascensor. Bajo al sector del estacionamiento y busco mi Porsche que es mi único medio de escape de la realidad, me afirmo el cinturón de seguridad y no saco el pie del acelerador desde que los neumáticos tocan la carretera. Solo quiero correr para descargar toda la ira que estoy teniendo.

Por Primera Vez ©Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin