ANNA

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Frío. Calor. Todas las sensaciones pasan por mi cuerpo. En los oídos tengo un zumbido y mis pies no logran despegarse del suelo.

Luca suelta la maleta y tiene su mirada fría, clavada en mí. Santiago se pasa la mano por el pelo y la otra la mete al bolsillo del pantalón de su traje. 

  —Te doy la confianza y la libertad de quedarte en mi apartamento y aprovechas mi ausencia para meter a tu ex aquí —asiente con cara de disgusto mientras pasa su mirada de mí a Santiago—. Largo.

  —¿Qué? No —doy un paso hacia Luca—. No es lo que piensas. Yo...

  —Siempre dando explicaciones —musita Santiago por lo bajo, interrumpiéndome.

  —¡Cállate! Y vete de aquí —le apunto hacia la salida—. Luca, espera por favor —se va de la sala.

Me ignora caminando hacia la cocina y Santiago sigue de pie en la sala con una sonrisa de burla. «Siempre cagándome la vida»

  —Luca, escúchame por favor.

  —Puedes irte con él también —abre la puerta del refrigerador y se sirve un vaso de agua, como si nada le importara.

  —No, quiero explicarte. No es lo que crees...

  —¡Lárgate! No me interesa. Creo no tener problemas en la vista para poder comprender qué es lo que vi.

Paso saliva por mi garganta, quiero explicarle, pero tiene que aparecer Santiago para cagarla cada vez más.

  —No le hables así —se para en el umbral de la puerta hablando con su voz pasiva/agresiva.

  —¿Perdona? —cierra las manos en puños. Nunca lo he visto tan molesto. Luca no es una persona agresiva, y jamás anda soltando puños por ahí, como si lo hace Santiago—. ¿Este maltratador quiere darme órdenes a mí?

  —¿Cómo me dijiste? —los dos dan un paso acercándose.

  —Santiago. Vete.

  —¡Vete tú también! —me grita Luca a la cara.

Santiago aprovecha el momento para empujarlo contra la isla, pero Luca no se deja intimidar. Se recompone dándole un golpe en la cara. Los dos tienen casi el mismo porte, tal vez Luca es un poco más alto, pero Santiago tiene unos brazos enormes y bien entrenados a causa de peleas.

No sé qué hacer, al lado de ellos puedo ganarme un golpe, entonces no hago nada más que gritar desesperada.

  —¡Santiago! ¡Déjalo por favor! —es él el que ahora tiene al otro bajo sus brazos.

  —Eres un maltratador inservible —le dice Luca a la cara.

  —No me conoces —responde Santiago intentando darle otro golpe en la cara, pero Luca se hace de lado y logra levantarse. Ambos ya tienen el labio partido y a Santiago le sangra la nariz por el primer golpe que le había dado Luca al inicio.

  —¡Basta! —sigo gritando y siento cómo comienzan a caer lágrimas por mis mejillas. El momento me sobrepasa y no sé cómo actuar. Por suerte, Luca se para y logro colocarme en el medio. Si me gano un golpe, tal vez lo tenga bien merecido—. ¡Vete, Santiago!

  —¡Vete tú también! —grita Luca, fuera de sí—. Vete con este, con el maltratador, con el que te engañó, golpeó y menospreció siempre. Vete con él, con el que decidiste engañarme en mi propio apartamento.

Sale dándole un golpe con el hombro a Santiago, quien se limpia con su dedo pulgar la sangre que corre por la comisura de su boca. Me mira encogiéndose de hombros y sin decir nada, se va como un cobarde saliendo por la puerta, sin pedirme perdón por lo que me acaba de hacer.

Por Primera Vez ©Where stories live. Discover now