LUCA

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La discusión que tuvimos no duró más allá de un día. Por la mañana la busco para hacerle el amor y darnos tregua. Al final ella tiene razón, no me debe explicación alguna, pero yo solo quiero lo mejor para ella. Y lo mejor soy yo, no él.

Anna habla con ese idiota porque él lidia con unos problemas familiares y encima, con sus propios problemas de bipolaridad y unas cuantas cosas más que me ha contado ella. Le dejo en claro que no le debe nada a un maltratador como él por más problemas mentales que tenga. Ella no se merece malos tratos. Ni una mujer lo merece .

Tampoco tiene que prometerme cosas, como bien lo dijo ella varias veces, estamos en algo, pero eso no es una relación formal. No aún, y no porque yo no quisiera.

No hay nada que me atormente más estos últimos días que pensar en lo rápido que pasa el tiempo y en que Anna se tendrá que ir. No hay ni una pizca de ganas en ella de mudarse a España, de mudarse conmigo. Al menos eso es lo que yo siento.

Aún no me animo, todavía no me salen las palabras para pedirle que se quede, que tengamos algo. Que lo intentemos. Comenzar algo juntos. Pero la charla que habíamos tenido aquella noche hace unas semanas en el piso de Mel, siempre está en mi cabeza. Me dijo que aún no estaba preparada para comenzar con otra relación cuando acababa de salir de una. Habíamos quedado en conocernos, ir de a poco, pero eso quedó solo en las palabras de esa noche. Nosotros fuimos sin pausa, o tal vez, yo fui sin pausa. Es que todo lo que he sentido de un momento para otro me hizo querer adelantar las cosas y estar con Anna de una vez por todas.

Pero se va a ir, estoy seguro de eso.

—¿Sabes por qué con Marc es todo tan fácil? —Mel toma asiento a mi lado en la cafetería del campus.

—¿Por qué?

—Porque lo hablamos todo. La comunicación es esencial cuando quieres que las cosas estén claras, Luca. Tienes que hablar con Anna, tienen que hablar, aclarar lo que quieren y si, por alguna razón, los dos quieren cosas diferentes. Dejarlo de una vez por el bien de ambos.

Sé que tiene razón. Mel siempre la tiene, joder, es una tía sensata y directa. Con Anna nos falta bastante más comunicación, no es que no la tengamos, pero confirmo de que no tocamos a profundidad los temas verdaderamente importantes.

—No lo sé... —es todo que puedo responder.

—Lo sabes, solo que no te animas a dar el paso.

—Serías buena psicóloga —regreso la vista a mis apuntes.

—Lo sé. Pero me gustan más los números —se encoge de hombros—. Y hablando del rey de Roma —mira por detrás de mí y es mi mejor amigo quien se acerca a nosotros.

—¿Qué hacen? Me había atrasado en una clase —se hace un hueco junto a Mel y la saluda con un beso.

—Aquí, poniéndonos al día —responde ella.

—Debo viajar a Estados Unidos la siguiente semana —suelto de golpe.

—¿Tan pronto?

—Sí, la gente de allí aceleró un poco los trámites y debemos cerrar el contrato lo más antes posible. Así que todo lo demás me toca a mí —hago una mueca pensando en que me toca hablar con Anna sobre ello. Serán dos semanas de papeleo y reuniones intensas. Deseo que me acompañe, pero me apena no poder darle toda mi atención.

—Y suponemos que aún no lo hablaron con Anna —Mel y Marc se miran entre ellos—. Por cierto, ¿cómo está mi amiga? No la he visto estos últimos días.

—Sumergida en su mundo de la lectura. No sabía que le gustaba tanto leer y en Madrid se ha comprado unos libros y yo me encargue de comprarle unos cuantos más. Lee día y noche —sonrío con una imagen de Anna en mi cabeza.

Por Primera Vez ©Where stories live. Discover now