LUCA

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Cuatro años después...

Estrecho la mano con el nuevo gerente comercial de la sucursal de Alemania y procedo a despedirme del resto de los funcionarios.

Hace cosa de un año venimos trabajando arduamente con Corporaciones Kuesel para poder abrir una nueva sucursal en Berlín. Y como dueño de la empresa me ha tocado venir a inaugurar el edificio de exposición para los mejores coches del mercado. Todo ha salido tal cual lo planeado y es por eso que después de estar casi un mes aquí, por fin ha llegado el momento de regresar a Barcelona.

Es war mir eine freude, Sir —(Ha sido un placer, señor). Me saluda en alemán el encargado del valet parking al traerme el mando de un Porsche Panamera turbo Sonderwunsch. El reciente coche de lujo presentado por la marca hace unos días. Claro que lo tengo de prueba ante mi estadía en Alemania y lo he usado para mi movilidad todo este tiempo.

Guste Nacht —(Buenas noches). Me despido subiendo al asiento del piloto.

Hablar diferentes idiomas nunca ha sido algo complicado para mí y meses antes de mi llegada a Alemania me encargué de pulir el alemán para tener más cercanía con mis nuevos trabajadores.

Enciendo el coche y mis pies se conectan directamente con él. Es una conexión inexplicable la que tengo con los autos. Adrenalina. Eso es lo que corre por mis venas al acelerar y escuchar el rugido del motor.

Las luces de la ciudad me dan paso a las calles por las que me adentro al conducir en dirección al hotel.

Coloco el móvil en manos libres y espero a que mi padre acepte la llamada.

—Ya me han llegado las buenas noticias —su voz suena diferente hace tanto tiempo. Me hace sonreír.

—Así es. Tenemos nueva sede en Berlín, tal y como lo escuchas —piso aún más el acelerador.

Alemania es el mejor país del mundo para los amantes de los autos, sus carreteras sin límite de velocidad te permiten acelerar a fondo y poder sentirte seguro al hacerlo y yo lo aprovecho al máximo.

—Relaja el pie —dice papá al otro lado del móvil.

Entro en la calle que me deja a unas cuadras de donde me estoy hospedando y sigo hablando con Richard.

—¿Qué tal Fiji?

—Deberías venir, es excelente —escucho como le ofrecen un trago de algo típico de la isla y él lo acepta mientras vuelve a hablar—. No me he dado cuenta lo mucho que necesitaba esto hasta que llegué aquí.

Meses después del juicio donde encarcelaron a Jacob por las malas prácticas de la empresa, mi padre se dedicó a poner todo en orden y eso le llevó un buen tiempo. Cuando todo estuvo tal cual él lo quiso, me cedió el nombre de la empresa y desde ahí que no he parado de dedicar cada día de mi vida a Corporaciones Kuesel, soy el dueño y quien toma todas las decisiones que debe realizar cada gerente comercial de cada una de las sucursales.

Un tiempo después de todo lo sucedido, mi padre no lograba despegarse de sus deberes hasta que un día llegó una mujer a su oficina con la idea de realizar una inversión y después de varias reuniones, Richard se sinceró ante mí al contarme que pasaba algo más entre los dos. Al parecer tuvieron varias cenas de negocio fuera de la empresa y esa mujer logró captar el interés de mi padre. Beatriz tiene casi su misma edad y se dedica a las inversiones y compra de acciones de diferentes empresas. La he llegado a conocer y me cayó de maravilla, hizo una cena semanas después de estar teniendo algo informal con Richard y el momento fue ameno, agradable y bastante cómodo para los tres.

Desde ahí que no han parado de viajar y realizar todo tipo de actividades juntos. Me siento tan feliz de ver a mi padre así y de cierto modo creo que por fin logré conocer como ha sido él con mi madre. Estoy seguro de que con ella fue todo diferente y mucho más fuerte, pero ver como trata a Beatriz me hace al menos tener ese punto de vista que jamás llegué a ver entre mis padres.

Por Primera Vez ©Where stories live. Discover now