31| Peso compartido

58 6 0
                                    

Primero pasamos por mi casa para que me cambiara de ropa. Haciéndole caso a Holder, tomé una bolsa y la llené con varias mudas de ropa suficiente para unos días. Me había dicho que llevara para un día solo en caso de que no nos alcanzara a regresar hoy mismo, pero yo no iba a regresar. ¿A dónde me iría? Ni idea. Lo único que sabía era que no quería estar aquí por el momento. Necesitaba pensar muchas cosas antes de volver.

Cuando salí de casa, Holder estaba recostado al Jeep mirando fijamente, y con algo de melancolía, hacia la casa de al lado. Siguiendo su mirada, avisté a unos niños que jugaban fútbol con su padre. Por el rabillo del ojo me vio llegar y se volvió.

—¿Lista? —Asentí y él me miró de arriba abajo—. ¿Qué llevas puesto?

Me miré. Llevaba unos joggers y una camiseta holgada. Volví mis ojos a él sin tener idea de qué decir. Sonrió.

—Me voy unas semanas y tu sentido de la moda cambia drásticamente. —Negó con la cabeza, divertido.

—¿Me veo mal? —pregunté, confusa. A ver, entendía su sorpresa. Meses atrás me habría matado antes que vestirme de esta manera.

Holder ladeó la cabeza.

—Claro que no. Solo estoy acostumbrado a tus vestidos, es todo.

—Bueno, he descubierto la comodidad de estos pantalones, así que me verás mucho en ellos de ahora en adelante.

Mantuvo su mirada fija en mí con diversión, pero también con algo de escudriño.

—Me gustaban tus vestidos —confesó para mi sorpresa.

—¿Qué? Pero si no parabas de burlarte de mí.

Reprimió una sonrisa y me abrió la puerta del coche.

—Vamos, Barbie. Se hace tarde.

Nos tomó más de una hora llegar

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Nos tomó más de una hora llegar. No pude esconder la sorpresa de mi rostro cuando Holder aparcó frente a una casa que más bien parecía una mansión.

—¿Dónde estamos? —le pregunté, desabrochándome el cinturón con lentitud.

—En casa de mi tía.

Vale. Ya sabía que Holder tenía dinero, pero no había pensado en que su familia nadaba en dinero.

Salimos del Jeep y me costó mantener la boca cerrada mientras abarcaba todo con la mirada. Tenía varias hectáreas completamente verdes que rodeaban la mansión y se perdían a la lejanía. Había cultivos y jardines perfectamente podados. Algunos arbustos incluso tenían formas. ¿Cómo era posible tener todo esto?

—Diana —me llamó Holder. Al mirarlo vi que ya se encontraba varios metros por delante de mí—. Vamos.

Cerré mi boca y avancé con él.

—Pareciera que nunca has visto una mansión —dijo con tono divertido y curioso.

—No en persona —admití sin dejar de mirar hasta la piedra que pisaba.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Mar 31 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

Apostar Al Amor ©Where stories live. Discover now