08| Acuerdos silenciosos

90 8 0
                                    

—Pueden retirarse —nos despidió por fin el profesor de matemáticas. Guardé todo rápidamente en mi bolso y salí del instituto sin preocuparme por dejar los libros en el casillero. Tenía una cita de estudio en el Blatter Coffe's y no quería llegar más tarde de lo que ya iba por culpa del Sr. Miller, menos aun cuando mi compañero era un bipolar, malhumorado. Lo que menos quería era llegar y que él simplemente ya estuviera harto de esperar.

Cuando llegué al café dejé el coche estacionado en la entrada y tomé el instructivo junto con la novela del asiento de copiloto. Entré rápido al establecimiento y solté una exhalación cuando no vi rastros de Holder por ningún lugar. Tomé asiento en una mesa de la esquina y me puse a revisar mi Twitter mientras lo esperaba. No había tendencia ni chisme sobre algunos de los famosos que seguía, así que pasé al Facebook. Apenas me cargaron las nuevas publicaciones me arrepentí de abrirlo. Max había posteado una foto en la que se veía su mano entrelazada a la que claramente era la mano de Jessica. Supongo que con el ojo que cargaba, a Max no le quedaba más remedio que presumir sus dedos. En el pie de foto decía: "Eres la pieza que la mía buscaba para encajar." Empecé a echar humo por las orejas. Esa era la misma frase que había usado yo cuando posteé nuestra primera foto juntos, ¿cómo tenía el descaro de usarla con ella luego de botarme? Se iba a arrepentir.

Cambié a mi cuenta falsa que usaba para fisgonear o armar bardo sin que nadie sospechara que se trataba de mí, y le dejé un comentario en la foto. Sonreí al imaginar el rostro de Jessica cuando lo leyera.

—¿Ya te sientes mejor?

Alcé la cabeza cuando una figura se deslizó en la silla frente a mí. Parpadeé hacia Holder.

—¿Eh?

Cabeceó hacia mi móvil.

—El comentario. ¿Te sientes mejor por hacerlo?

No me alteré porque me hubiera descubierto.

—Pues... sí.

—Eso no hará que Max regrese contigo.

—Eso no te importa —rechiné entre dientes.

Él sonrió con ironía.

—No, tienes razón. Nada que tenga que ver contigo me interesa.

—¿Si acaso me conoces un poco?

—No quiero hacerlo, de igual forma no hay nada que conocer.

Junté mis cejas.

—No soy una persona vacía —me defendí recordando lo que había dicho ese día en el salón.

—Pero si adinerada.

—Mira, que mis padres tengan buenos trabajos no es mi culpa —sentencié, ya bastante molesta por sus acusaciones.

Eso fue suficiente para que Holder se callara.

—Acabemos con esto rápido —dijo, tomando el instructivo y abriéndolo.

No me sorprendí por su cambio de tema. Ya estaba claro que hablar sobre los padres le ponía incómodo. Por eso decidí seguir.

—¿Tus padres dónde trabajan?

—No trabajan.

—¿Qué? ¿Y cómo sobreviven?

Cerró el instructivo con fuerza.

—De haber sabido que vendría aquí para ser interrogado me habría quedado escuchando el aburrido discurso de Max sobre el partido del sábado.

—No pensé que fuera un delito preguntar sobre tus padres —me defendí, quitándole el instructivo y deslizándolo por la mesa hacia mí.

Apostar Al Amor ©Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon