19| La Revelación

106 10 21
                                    


Sorbí mi capuchino mientras le sonreía a Luke con suficiencia. Él se quedó boquiabierto, mirándome.

—¿Te invitó a la fiesta de cumpleaños de su hermana?

Asentí.

—¿Y te dijo que podías besarlo cuando quisieras? —agregó, aún más atónito.

Volví a asentir. Luke se dejó caer en su silla.

—No me lo puedo creer.

Entrecerré los ojos.

—¿De verdad me creías incapaz?

—Diana, no solo aposté contigo, también lo hice con Will y Sawyer, y ahora parece que no solo voy a tener que hacerte todos tus trabajos finales, sino que también perderé doscientos dólares.

—¡¿Apostaste doscientos dólares a que no lo lograría?! —exclamé, indignada—. Eres un idiota, Luke.

Él sacudió la cabeza varias veces.

—Es que no lo entiendo. Holder es el tipo más duro que he visto. Solo tres meses después de que se transfirió aquí creó su mala fama. Nadie le da más de dos miradas desde entonces. ¿Cómo es que tú, entre tantas, y precisamente tú, logras hacerlo flaquear? —me preguntó mirándome con seriedad. Me sorprendía lo serio que se tomaba esto. ¿De verdad era tan difícil de creer que alguien hiciera que Holder cambiara un poco? ¿Sobre todo yo?

Me encogí de hombros.

—No lo sé, Luke. Supongo que todo chico tiene su punto débil.

—¿Y se supone que tú eres el de Holder?

—¿Tal vez?

Luke resopló.

—Literalmente él es negro y tú rosado. ¿Sabes qué color surge de la combinación de esos? Morado. Y no cualquier morado. Un morado sucio. El color que más detestas.

Arrugué la nariz.

—Ya deja de quejarte y acepta tu derrota.

Luke se inclinó sobre la mesa.

—A pesar de que has hecho todo lo que no creía que lograrías, no lo creeré hasta que te vea llegar con Max a la fiesta.

—Pasará, de eso no tengas dudas. Max ya me armó una escena de celos el otro día.

—¿Qué? —soltó Luke de golpe.

Parpadeé.

—Ah, ¿no te había dicho?

—No —dijo él, mirándome sin expresión alguna.

Me reí.

—No entraré en detalles, pero Max nos encontró besándonos en el pasillo y prácticamente me prohibió seguir juntándome con Holder.

Luke casi se cae hacia atrás con la silla.

—¡Me estás jodiendo, Diana! ¡Esto está mejor que Jersey Shore!

Solté una risotada.

—Me alegro de que mi vida amorosa te parezca entretenimiento.

—Podrías ofrecerla para un reality show y ganarías millones. En serio.

Rodé los ojos.

—Me gusta mantenerla privada, gracias.

—Y vaya que lo estás logrando. Sino me contaras no sabría nada de lo que pasa. Con Max hasta yo sabía cuántas veces se besaban por día. —Hizo una mueca de asco.

Apostar Al Amor ©Où les histoires vivent. Découvrez maintenant