12| Cita de estudio

103 10 2
                                    

—¡¿Lo besaste?! —soltó Luke sin poder creerlo.

Me relamí los labios recordando la noche del sábado y asentí con regodeo.

—Me atajó en la entrada reclamándome por gritar su nombre durante el partido, luego lo besé y él no se negó. Lo digo en serio, estaba a punto de sacarme la camiseta allí mismo.

Luke sacudió la cabeza, todavía incrédulo a mis palabras.

—No puede ser.

—Pues créelo, Luke, porque pasó. Ganaré esa apuesta —dije, sacando mis libros de clase del casillero.

Él se recostó en uno, negando.

—Besarlo no significa ganar. Un beso se lo puedes robar a cualquiera.

—Pero tú dijiste...

—Que Holder era imposible, lo sé, tampoco puedo creerlo. Pero ya vez lo débil que es la carne, ni siquiera un chico como él se puede resistir a la tentación.

—Y una muy linda —agregué, cerrando el casillero y recostando mi hombro en él—. El beso fue un buen inicio y tenemos todavía mucho tiempo que compartir por el informe —señalé, pensativa—. Lo lograré, y por la reacción de Max al vernos puedo deducir que ambos iremos al baile de fin de curso.

Luke se apartó de golpe de los casilleros.

—¿Max los vio?

Mordí mi labio, dándome la vuelta.

—Ve preparándote para hacer mis informes.

Dejé a mi mejor amigo en su estado de estupefacción y me fui a dar Física. Al chequear el horario de Holder y ver que no compartíamos clase hasta el penúltimo período una decepción me inundó. Después de lo sucedido entre nosotros el sábado por la noche no podía dejar de pensar en lo mucho que eso me había hecho avanzar en todo mi plan. Esta mañana había despertado entusiasmada con la idea de volver a hablar con él, ver qué tanto le había afectado ese beso y así seguir con mis intentos de conquista. Pero no podría saberlo hasta dentro de cinco horas. Eso era realmente decepcionante.

Pasé los primeros tres períodos con la cabeza en otra parte. Para cuando terminó la primera etapa de clases me di cuenta de que no llevaba apuntes de nada, pero a pesar de eso cargaba con mi libreta y libros a todas partes.

Estaba saliendo de una aburrida clase de Historia cuando una figura alta y corpulenta se metió en mi camino. Era Holder. El corazón me saltó de emoción con solo verlo. Solo que él no parecía nada feliz.

—Dame el instructivo —exigió tan solo verme.

Rodé los ojos por su poca sociabilidad.

—Hola, Diana, ¿cómo estás?

—Dame el maldito instructivo.

Fruncí el ceño por su tono.

—¿Qué sucede? ¿Para qué lo quieres?

—Sacaré una copia y así cada uno resolverá una parte por su cuenta.

Abrí la boca.

—Creí que habíamos llegado a un acuerdo.

—El acuerdo se rompió cuando gritaste mi nombre en el partido —replicó—. No quiero tener nada que ver contigo y eso incluye ese informe.

Enarqué una ceja.

—¿Seguro que es por eso? ¿No será por otra cosa que pasó esa misma noche? ¿Algo como un beso, acaso?

Holder miró furtivamente a los lados a las personas que transitaban cerca. Nadie nos miraba, eso era lo que causaba estar cerca de alguien como él.

Apostar Al Amor ©Where stories live. Discover now