18| Un pacto sellado

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Estaba caminando hacia los estacionamientos con la mirada tan fija en la espalda de Holder que tropecé con un desnivel. Trastabillé y me recompuse, mirando el suelo. Escuché una risa y luego la voz irritante de Jessica llamarme. Sin quererlo, volteé. Estaba recostada en el coche de Max, con este ocupado guardando cosas en el maletero.

—Oye, Griny, ten cuidado por donde caminas —se burló, y sus ojos fueron hacia Holder, que ya se encontraba pasándose el casco—. Aunque sino le ves la cara, yo también me tropezaría.

Me detuve en seco. ¿Acababa de llamarlo feo? ¿Y me molestaba que lo hiciera? Claro que me molestaba, sobre todo porque Jessica no lo decía en serio, solo lo hacía por el simple hecho de que no era Max y no era popular. Pero lo que más me fastidiaba era que lo decía porque yo estaba interesada en Holder y solo quería provocarme.

Y lo estaba consiguiendo.

—¿También lo quieres, Jessica? —le pregunté fríamente.

—Para nada, es todo tuyo.

—Menos mal. Pensaba que me ibas a prohibir acercármele como hizo Max hace un par de horas.

La sonrisita que tenía se le borró.

—¿Qué?

—Sí, bueno. Nos encontró besándonos y creo que no le gustó.

Justo en ese momento, Max tiró la puerta del maletero y miró en mi dirección. Jessica se volteó hacia él.

—¿Es cierto?

Max me lanzó una mirada asesina.

—Entra al coche, Jess —fue lo que dijo y, para mi sorpresa, Jessica obedeció.

Resoplé por su sumisión.

—¿Qué buscas, Diana? —me preguntó Max, rodeando el coche.

—¿Yo? —Me crucé de brazos—. Nada. ¿Qué buscas tú?

—¿Yo? —inquirió de vuelta—. Eres tú la que no deja de meterle ideas a Jessica en la cabeza.

—No he dicho nada que no sea verdad —me defendí, mirándolo desafiante.

Max soltó un bufido.

—¿De verdad te crees que lo de hace un rato fue una escena de celos?

Di un paso hacia él.

—No lo sé, tú dime.

—Pues no lo fue.

—¿Entonces qué? —Seguí acercándome.

—Una advertencia —dijo, mirándome desde su merecida altura.

Entrecerré los ojos.

—¿Qué tanto crees conocer a Holder como para pensar que es malo?

—No lo conozco, te digo lo que piensan todos.

—¿Y porque todos creen que Holder es malo entonces hay que creerles? —repliqué con fastidio.

—No dije que fuera malo, solo no te conviene a ti.

A mí.

—¿A cualquiera otra sí?

Max se encogió de hombros.

—Me da igual si está con alguien más. Por Dios, Diana —soltó de repente, fastidiado—. Te conozco. Te encanta llamar la atención, odias los rumores o que te denigren, y desde que empezaste a juntarte con él has acumulado más rumores por ti sola que por la ruptura, sin mencionar que cada vez pasas más desapercibida. Te está opacando, y tú odias que lo hagan, pero ahora simplemente parece que ni siquiera te importa. ¿Qué pretendes? —me preguntó, acercándose más a mí—. ¿De repente cambiaste y ya no te importa tu reputación o el qué dirán?

Apostar Al Amor ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora