43| Duelo

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Comentario estrella (02/03/2024) Yoryidgyl En una relación, siempre hay altos y bajos y no por eso se tiene que terminar. Si tienen que tener ambos las cosas claras y decirse realmente lo que sienten. ❤️❤️

Kalu: Puse este comentario porque como la mayoría los quiere separados, les voy a dar la contraria junto a Yoryi *saca la lengua*

Pd: Se llama así el capítulo porque mueren todos. 

43| Duelo

Izan

Hoy me toca ir a trabajar, así que me he pedido el día. Solbi supo que no me movería de casa y me ha convencido demasiado fácil para que no ir al colegio. No puedo hacer más, tengo veinticuatro años, estoy en mi derecho de ser un jodido irresponsable y dejarme sobornar por mi hermana pequeña.

―¿Por qué mi taza no está en el colador?

Gruño con la cabeza escondida entre la almohada y el sofá. 

―Usa otra taza.

―Quiero la mía de Shrek. 

Me incorporo, la miro y me froto los ojos buscando la bendita taza por alguna parte de la cocina. No la diviso, eso significa que está para lavar en esa montaña de dos días sin tocar en la cocina. Me pongo de pie tras un quejido de pesadez y arrastro los pies descalzos hasta llegar junto a Solbi que sigue revolviendo todo en busca de su taza. Me pongo los guantes y localizo la cara de Fiona en medio del desastre de vajilla. 

―Ya no queda leche ―informa sacudiendo la caja ―. Y los cereales me los voy a acabar hoy...

La miro serio, con las manos enjabonadas. 

―¿Por qué te lo acabarías hoy si lo compré hace unos días?

Se encoje de hombros. 

―No lo sé, mi cuerpo está pidiendo azúcar. 

―Solbi...

Hace un gesto de desaire con la mano. 

―Ay no me estreses, Izan. Mejor lava eso rápido que tengo hambre.

Me muerdo el labio para no regañarla. No estoy en mi mejor día, o semana, no estoy en mi puto mes, y si me dejo controlar por el mal genio voy a decir algo que no quiero. Así que me dispongo a lavar la taza, dejara sobre la mesa y dedicarle una mirada de advertencia que espero le deje claro que no está siendo nada educada. Por como me sonríe, mostrando que le falta una paleta, sé que lo interpretó como quería. Se acomoda el pelo suelto que le molesta en el rostro y me debato en si peinarla o aprovechar que tengo los guantes y lavar todo esto. 

Ni una ni la otra, ya que aporrean la puerta. El corazón me salta en el pecho, me apresuro a la entrada y la abro. Mis músculos se aflojan en desánimo al ver a Sía de pie vestida con ropa de ejercicio. Ella me recorre de pies a cabeza, se detiene más tiempo del que me gusta en los guantes y luego da un vistazo dentro. Arruga la nariz como Ona suele hacerlo. 

Eso no ayuda a mi duelo. 

―¡Dios! ¿Qué huracán pasó por esta casa?

La miro mal. Sabe muy bien quién pasó por aquí. 

―El huracán Ona ―escucho a Solbi. 

Giro la cabeza para reprenderla, mas suelta una risilla que me gana, de nuevo. «Come» articulo, y lleva una cucharada de cereales con leche a la boca. Está tan feliz porque habla todos los días con Ona. Cada. Jodido. Día. Y desde mi móvil. 

Una tortura.

El perfume de Sía se cuela en mis fosas nasales al ingresar a la casa e ir en dirección a mi hermana. La saluda con un beso en la mejilla y le da una paleta que luego me hará tener una pelea con la mocosa porque querrá comerla antes de irse a dormir y no la dejaré. Al terminar de traer discordia entre mi hermana y yo, voltea y avanza en mi dirección. 

Cuando acabe la canción ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora