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Comentario estrella (09/09/2023): Calii_F Eso es una total mentira... Todos lo hemos pensado, no manifestarlo en voz alta para que no sea real el pensamiento, es otra cosa!

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Ona

Estoy ingresando a la casa cuando escucho la discusión.

―¡Es que está mal! Me dijiste que tú te estabas haciendo cargo, mamá. 

―No me grites. 

Me apresuro a la cocina, donde encuentro a mamá sentada en la mesa cubriéndose el rostro y Aroa de pie frente a ella. Mi hermana tiene los ojos abiertos y la quijada tensa. Cuando me ve aparta la mirada, casi parece avergonzada. 

―¿Qué sucede? ―cuestiono confundida. 

Ellas no suelen discutir así. Los gritos de esta casa siempre fueron los míos y los de mamá. Mi madre lleva sus ojos a los míos con tanta rabia que duele. 

―Tú no te metas ―escupe entre dientes. 

Doy un paso atrás por instinto. 

―Ella se queda. Dile lo que has hecho. 

Creo que sé a dónde va esto, no lo quise enfrentar antes, pero es evidente. Los latidos se me aceleran al tiempo que dejo el bolso a un lado y me cruzo de brazos buscando protegerme de alguna manera ante lo que sigue de esta conversación. 

―Díselo ―insiste Aroa. 

Mamá aprieta los labios y tuerce la boca antes de ponerse de pie y enfrentarnos. Sin embargo se mantiene en silencio. Esto se ha convertido en una guerra y es cuando siento un dolor extraño que me doy cuenta que me estoy clavando las uñas en el brazo. Al ver que ella no dirá nada, Aroa me mira y carraspea para llamar mi atención. La veo dudar a la hora de hablar, casi parece sentirse mal. 

―Papá nos envía dinero. Siempre nos lo envío pero ella decía que no. Y ha estado usando tu parte y la mía para pagarme un apartamento, pero siempre me dijo que eso salía de ella. Yo no lo sabía ―aclara. 

Lo sospechaba. Nunca fui la favorita o por la que mamá traicionaría la confianza de su otra hija. Lo que no soy capaz de procesar es que también le haya mentido a Aroa. Esta ve que no me sorprendo y ladea la cabeza, más seria. 

―¿Hace cuánto lo sabes? ―cuestiona en tono acusatorio. 

―Creí que solo lo hacía con mi parte ―mascullo ―, desde el cumpleaños de papá. 

―Ese hijo de puta tuvo que ir y abrir la boca con ustedes, como si alguna vez le hubiera faltado algo para que tenga que intervenir. ―Golpea la silla que cae al suelo con un sonido violento que nos hace sobresaltar ―. Invertí toda mi juventud en él, en ustedes. Fui la única razón por la cual pudo terminar la universidad y ahora tener todo lo que quiere, y ¿qué hizo? Cuando me usó, me dejó por otra y yo me quedé en un trabajo mediocre, sola con dos hijas, sin tiempo, sin amigos, sin nada porque todo se lo di a él. 

―Eso no tiene que ver con nosotras ―dice mi hermana. 

No soy capaz de decir algo. Ella se fue hace unos años y a veces creo que no recuerda por todo lo que pasó mamá. Sé que las lágrimas que está soltando no son mentira, le duele. Amaba a papá y él la traicionó. Y sí, le entregó todo, era su vida entera. A veces creo que estamos en este mundo solo porque él lo quería, y aún así no fue capaz de comportarse como un padre cuando se divorció. Sin embargo, si en esta historia hay víctimas, somos mi hermana y yo. Ellos decidieron ser esa clase de padres. 

Tomo unas servilletas de papel del centro de la mesa y se las ofrezco, lo que obtengo es un manotazo que lanza todo al piso y hace que se me inunden los ojos. Llegué a creer que era yo la del problema, que mamá tenía algún rencor en especial conmigo, pero me estoy dando cuenta de que el problema es ella. Ni siquiera fue sincera con Aroa que siempre ha sido la luz de sus ojos. 

Cuando acabe la canción ©Where stories live. Discover now