18| Valentía

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Comentario estrella (17/04/2023) DraLucy Claro que lo vamos a babosear jajajajajaja tu también lo haces

Kalu: A mí no me metan en la bolsa de sus perversidades. Mi mente es sana, que el próximo capítulo venga con una dosis de porno, no es que yo sea así. El camino de la pureza es lo correcto. 

18| Valentía

Ona.

Días antes.

Tengo claro que venir aquí es enfrentar al enemigo en su territorio, y la idea me llena de temor. 

―Puedo entrar contigo ―se ofrece Sía cuando llegamos frente a la casa de Rhys ―. De todas formas no tiene derecho a reclamar nada. 

Le doy una sonrisa de boca cerrada. 

―Quizás no moleste más, ¿no crees? Quizás esta fue la última vez. Ya sabe que pelee con Izan, no creo que tenga más motivación.

Sía me mira con el regaño latente en su expresión. Ambas sabemos que no es así. Volverá una y otra vez, cuando se le dé la gana. Por eso es que debo ser yo quien tome el control hoy. Ya lo he dejado afectar lo suficiente mi vida, ya he arruinado la confianza de quien que se estaba convirtiendo en alguien importante, he dejado que me pisotee, que me humille, que me use. Es momento de cortar con esto. 

―Está cegado pro controlarte, se cree tu dueño, y eso no parará así como así―reitera Sía como días atrás. 

Me he pasado noches hablando con ella sobre todo. Es la primer persona a la cual puedo contarle un secreto y sentir que no me juzgará. Es sincera y de buen corazón, no me culpa, no me dice que exagero. Me cuida. 

―Lo sé ―admito ―. ¿Pero por qué es tan complicado entenderlo?

―Porque estas acostumbrada a esto. 

Es cierto. Pero estoy viendo el otro lado de la moneda, y ahora puedo comparar. Le doy una última mirada antes de avanzar por el camino de piedras grises y blancas hasta llegara  su puerta. Lo bueno de haber estado tan estúpidamente hipnotizada por Rhys, es que le presté tanta atención que me conozco cada uno de sus movimientos, sus horarios, sus rutinas. 

Golpeo la puerta con el corazón a mil y un agujero en el estómago, y miro por sobre mi hombro. Sía se ha quedado justo en el borde de la calle mirándome. Me siento protegida. 

Cuando abre, su sorpresa es genuina. Lleva un jersey azul oscuro que yo le tejí para su cumpleaños. Eso no lo hace más fácil.

―Necesito que hablemos ―anuncio con la boca reseca. 

Él sonríe con arrogancia cuando da un vistazo detrás de mí. 

―¿Y el guardia de seguridad para qué es? ―Deja caer los brazos a los lados, como si la situación ya lo tuviera agitado. Al menos en algo coincidimos―. En serio, Ona. Ya acabemos con esto, te estas comportando como si me temieras. Me conoces. 

―No lo hago. 

Tensa la mandíbula. Parece dolido.

―No digas eso. Tengo mis mierdas, pero lo haces más que nadie. 

Aprieto el móvil dentro del bolsillo de mi buzo canguro y le hago una señal para que me invite a pasar. Sé que está solo, su madre tiene reiki hoy. Él se hace a un lado y no dudo al ingresar. La casa está tal y como recordaba. Es más, mi vaso personal sigue estando en la bandeja del medio de la mesa. Aquí cada visita tiene su vaso para las ocasiones en la que viene, me sorprende seguir viendo el mío. 

Cuando acabe la canción ©Where stories live. Discover now