15| Jodida juventud

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Comentario estrella (07/04/2023) Azuji20 Wenasssssssss. Yo sigo siempre esperando unos capítulos sorpresas. (Que abarquen 6 juntos por ejemplo) JAJAJAJAJA ok no.

Kalu: No, pos. No pides nada. Este es tu capítulo sorpresa que abarca diez, no solo seis. Ahora despierta, porque sigues soñando jajaja

15| Jodida juventud 

Ona.

Cuando las cosas van mal, me encierro. Mi habitación, mis libros, mi conocidas de internet, y mis películas y series, son mi refugio. Rhys cambió eso. Pasé de tener que afrontar las frustraciones y miedos, sola, a poder compartirlo con él y que me abrazara con fuerza mientras me centraba en ese instante, donde por primera vez a alguien le importe, y no en todo lo malo que me hacía sentir el resto de momentos. 

Sé que no debí acostarme con él. Como tampoco tuve que abrirle la puerta cuando llegó llorando y me pidió que no lo dejara solo, que estaba mal. Así como no debí darle las canciones como compensación por su tristeza. Me sentí sucia cuando acabamos, me encerré en el baño y lloré tanto. Porque no me quiere, porque no le gusto, porque me usó y yo dejé que lo hiciera. No obstante en ese momento solo anhelé sentirme querida y deseada como antes. Para las chicas como yo es complicado que nos miren. Son nuestras amigas las que llaman la atención, nuestras hermanas. Solo nos queda ser amables y seguir soñando que alguien nos va a amar por nuestro interior. Y es una mierda sentir que la otra persona debe esforzarse para que le gustes porque seguro no serías su tipo. Porque nadie en este mundo podría verte atractiva solo al mirarte.

―¿Dónde se supone que estuviste para que huelas tan mal?

Sía se detiene junto a mí cuando avanzo a mi habitación y la voz de mi madre nos interrumpe. Se trata de controlar, a veces, cuando Sía está con nosotras, pero la mayoría del tiempo sigue siendo ella sin importarle nada más. 

―Solo salimos a bailar ―digo la verdad a medias ―. No es momento, mamá. 

No quiero que me haga pasar pena, ni tengo las fuerzas para discutir con ella. No hoy. 

Avanza hacia nosotras pero sus ojos se mantienen en los míos. Lleva el pelo recogido en una cola y una camiseta gigante que era de mi padre. La usa de pijama la mayoría del tiempo. Noto manchas de cenizas de cigarrillo en la parte del pecho. 

―Son las cuatro de la mañana. Me dijiste que estarías aquí a la una, ¿qué se supone que hiciste en este tiempo? 

―Tía, solo fuimos a bailar. Ona no te miente... 

―Te voy a pedir que no intervengas cuando estoy conversando con mi hija, Sía. ―Lleva sus ojos a ella―. Lo mejor será que vayas a tu recámara. A tu madre tampoco creo que le guste que estes llegando tan tarde. 

―Mamá no tiene problemas con que yo sea feliz mientras no dañe a nadie ni me lastime a mí misma ―la desafía mi prima.

Puedo ver la tensión en su cuerpo y la molestia con la que acaba de decir aquello. Mamá se queda callada y Sía me da una mirada significativa mientras me cuestiona, en silencio, si estaré bien sola. Le digo que sí con un asentamiento, y duda unos cuantos segundos antes de creérselo, o solo irse sin decir más. En cuanto ella cruza la puerta, unos dedos se cierran en torno a mi brazo y suelto un quejido cuando me arrastra a mi recámara para encerrarnos a ambas allí. Bufo mientras me comienzo a amarrar el pelo sin mirarla. 

―No sé qué es lo que demonios te pasa. Tú no eras así, Ona. Te has vuelto rebelde y malagradecida. Ya ni siquiera puedo pensar en ti y decir algo bueno, cada día me decepcionas más. Solo te pido una cosa, ¡una puta cosa, que no vuelvas tarde! ¡y es lo primero que haces! Le dije a tu tía que Sía estaría bien aquí, que tú te sabías comportar, y ahora lo que veo es que estaba muy equivocada. 

Cuando acabe la canción ©Where stories live. Discover now