40| Ajeno a mí

267 39 139
                                    

Comentario estrella (23/02/2024): moquinak Te tardaste para entrenar en el gimnasio para correr escapando de hordas de fans persiguiéndote por desmenuzarnos así el corazoncito de Ona y los nuestros con este final! No seas cobarde y admítelo🫣

40| Ajeno a mí

Ona

Toda mi vida he sido la segunda opción, o tal vez la última. Lo aseguro por experiencia: te acostumbras. No serás la primera en ser escogida para los deportes, no habrá un montón de chicas queriendo ser tus amigas en el recreo o tendrás un grupito íntimo con quien hacer los trabajos en el colegio. Ese chico que te gusta no te mirará más allá que como una amiga, o a veces a alguien de quien se puede burlar pero que creerás es coqueteo, o solo te conformas con tan poco que lo tomas. Te acostumbras a que no te invitarán a cumpleaños, en la mesa siempre serás la que está en discordia, molestará tu sola presencia. 

Hasta que conoces los privilegios del primer puesto. Si pruebas el sabor del protagonismo, no soportarás ser espectadora, ni siquiera personaje secundario.

Dana mantiene los ojos cerrados con el rostro escondido en su cuello. Puedo percibir la añoranza que fluye en ese abrazo. Veo la mano de Izan moverse sobre la espalda de ella y las uñas de Dana estrujar el brazo de él. Es como si ambos estuvieran desesperados por el otro. Como si hubieran estado esperando este momento por tanto tiempo. La incomodidad se arraiga a mi cuerpo segundo a segundo. Sobro aquí. El disgusto que vivo es interrumpido por las exclamaciones de asombro detrás de mí. 

Giro la cabeza y me doy de lleno con las tres figuras masculinas avanzando en mi dirección, pero con los ojos clavados en ella. Se ve la alegría en sus expresiones, aunque hay algo más. Tal vez inquietud. Los tres están divididos entre la felicidad y algo más. Como si sus sentimientos fueran en contra. Caleb se queda un par de pasos atrás y le dice algo a Sía en el oído que hace que ella intercambie una mirada conmigo y sus cejas se frunzan. 

―¡Dana! Joder, regresaste.

Ella se aparta de Izan, se miran sin querer soltarse y a él le caen los brazos a los lados, siguiendo sus movimientos, en tanto ella abraza a Kun y le dice algo que lo hace reír. No sé qué es, ni siquiera sé a quien mira, si lo abraza igual que a Izan o si se ha dado cuenta de mi presencia. Mi vista se mantiene en él, que ha olvidado que estoy aquí. Steve es el siguiente en saludarla, aunque es algo más distante y frío, como si la felicidad que le da verla fuera opacada por algún tipo de molestia. 

Siento el brazo de Sía sobre mi hombro y me obligo a mirarla. No debo tener el mejor de los rostros ahora mismo, pues me hace señal de que eleve el mentón y eso me preocupa más. Parece hasta saber quién es esta mujer que a aparecido de la nada. Todos lo saben, menos yo. 

Caleb la saluda con una frialdad absoluta a lo que ella le hace un mohín que, no debería, pero me da más rechazo que antes. Al terminar los saludos, parecen recordar que estamos aquí, excepto Caleb que se ha puesto a lado de Sía en cuanto Dana lo soltó. Y ese es el momento espantoso. Las miradas se cruzan, las de todos, la de ella y la mía. Ladea la cabeza, sonríe y mira a Izan, que no ha dejado de contemplarla como si se tratara de una aparición divina o algo así. 

―¿No nos van a presentar? ―dice Dana con soltura. 

Tiene el cabello negro y pasando los hombros en ondas, los ojos marrones muy claros, es tan alta como Izan, y se ha maquillado como una profesional. Me resulta familiar, pero ¿de dónde?

Izan carraspea al escucharla y recién ahí es capaz de apartar sus ojos para pasar a mí, mas no los mantiene en los míos, vuelve a ella, va a mí y termina con una expresión de auxilio dirigida a Caleb. Y ahí lo sé, esto no es nada bueno. 

Cuando acabe la canción ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora