86. Tan fácil

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Narra Lheyra:

—¡Qué si, mamá, también te adoro!—Cuelgo, sintiendo la mirada de Kendo fija en mi—Ella vendrá—Aseguro, con la seriedad plasmada en mi rostro.

Asiente, justo cuando Kus entra por la puerta con una sonrisa gigante.

Una semana ha pasado desde que descubrímos la debilidad de Kendo pero, no es tan fácil hacer que beba alguna bebida con la Sagebrush disuelta en ella.

Primero porque, no es una planta que usualmente se use para el veneno, por lo que, no se disuelve tan fácil.

Y dos, porque todas las bebidas que le he ofrecido aún sin nada extraño en ellas, se rehúsa a tomarlas; lo cual es lógico.

No confía en mi.

Y la única manera de que lo haga realmente, es ayudarlo con su venganza.

No lo haré. Jamás. No si eso implica traicionar a quien amo.

—Bien, tienes una semana, sobrina—Declara, dándose vuelta mientras tres hombres le cubren la espalda.

—Es más del tiempo que necesito—Murmuro confiada.

Aunque no existe ninguna confianza en mi interior.

—Estaré presente cuando lo hagas—Afirma sin dejar lugar a la negociación.

Asiento, aunque no me ve cuando se sube al lujoso auto.

Me giro, cuando el vehículo arranca alejándose de mi casa, pero justo cuando estoy por soltar un suspiro de alivio, Kus sale de casa.

—¡Lehy!—Sonríe, demasiado alegre para mí gusto—¿Cuándo va a ser la fiesta?

—¿Qué fiesta?—Murmuro, entrando a casa.

Markus me sigue, mientras me dejó caer en un sofá.

—¿Cómo qué “qué fiesta”? ¡Dijimos que haríamos una fiesta!—Cuando ve mi duda, agrega—En la cafetería, se lo dijiste a Lizziana.

—Ah, eso. Algún día.

Suelta un resoplido, sentándose a mi lado.

—Estar tanto con ellos te está contagiando—Acusa—¡Ya estás tan aguafiestas como el mayor de ellos!

Alzo una ceja claramente indignada.

—No soy una aguafiestas.

—Entonces hagamos una fiesta—Protesta.

—Kus. Tengo que deshacerme de Kendo antes de hacer una maldita fiesta.

Una sonrisa resplandece en su rostro, mientras una idea ilumina sus ojos.

Niego, antes de siquiera escuchar lo que tiene para decir, pero me ignora y lo suelta.

—¡Matemoslo en la fiesta!

Tardo unos segundos cuando me giro para mirarlo mejor ¿está bromeando?

¿Matar a un hombre que siempre lleva protección consigo, en una fiesta delante de muchas personas?

Eso haría todo más complicado.

Sus guardias empezarían a disparar sin control, sin importar a las personas ajenas a nosotros. Y seguro estarían aún más alerta cuando Kendo este entre toda una multitud.

Cualquiera podría clavarle un cuchillo por la espalda, y estoy segura que, mi tío lo sabe muy bien.

—Definitivamente no.

Markus sabe perfectamente lo que Kendo me exigió a cambio de su "confianza".

Lo que se traduce a: no los mataré por ahora.

Tres Mentiras, Una Verdad [+18]Où les histoires vivent. Découvrez maintenant