47. Laberinto

516 42 6
                                    

Narra Lheyra:

-¿Derecha o izquierda?-Cuestiona Lizz aún sin detenerse por los pasillos.

-Izquierda, esa siempre es la regla.

Veo como Renia va quedando atrás, exahusta por correr tanto, no hemos parado de correr desde que encerramos a los militares con las serpientes.

Aunque Renia no es la única que se queda atrás, Paul va a su lado intentando correr mientras sus pantalones se caen.

Tal vez eso sea porque le hiciste cenizas su cinturón.

¡Upss!

Me concentro adelante, sin ver ninguna amenaza, y por más que hemos avanzado no hay nada que resulte alarmante. Ahora la única ventaja que tenemos ahora es que ya no hay más mini granadas, ni hombres armados persiguiendonos.

Pero, el que esté todo tan tranquilo no me da buena espina.

Entramos a una habitación al azar, y la pelirroja es la primera en tener que apoyarse en sus rodillas intentando recuperar el aire.

Observo el nuevo lugar, y realmente me estoy debatiendo si estos túneles van por debajo de todo Lorchpey, o son infitos.

La habitación es grande, igual que las anteriores, solo que está vacía, pero tiene algo distinto; el suelo es totalmente de madera.

-¿Vamos a seguir corriendo hasta que nos maten?-Pregunta la pelirroja, que aún respira con dificultad.

-O nos matarán hasta que corramos-Dice Kus, pero a ninguno parece hacerle demasiada gracia su filosofía de vida.

-Al menos ya tenemos armas para defendernos-Señala la rubia en un intento de hayar algo positivo en esta situación.

Me siento en una película, y no es una linda sensación, preferiría estar en mi sillón comiendo palomitas de maíz, siendo yo la espectadora.

En ese caso, yo diría que la rubia siempre es la primera en morir.

Eso es en las películas de terror.

¿Y esto de que va? ¿De romance?

Buen punto.

-Entreguemos a alguien como sacrificio-Proponde Paul.

Levanto una ceja, al escuchar la idea propia de alguien necesitado de neuronas.

-¿Eh? ¿estás imbéc...?-La pelirroja no termina de hablar, cuando Kus la interrumpe.

-¡Perfecto!-¿Qué?-Quién propone la idea, la sigue, así que tú amigazo, eres el sacrificio por votación unánime.

¿Unanime? ¿Y este de dónde salió?

-¿Qué? ¡No! Nadie ha votado, además deberíamos sacrificar al más débil-Indica mirando a Lizz, e intercalando la mirada con Renia.

-¡Votaciones!-Canturrea el platinado-¿Quién vota por sacrificarlo a él?

Renia es la primera en levantar la mano, y todos terminamos votando a Paul, a excepción de él mismo y de Lizz.

-Bueno, por mayoría serás tirado por el volcán-Determina Kus, con total seriedad.

Paul se acerca molesto hacia Markus, haciendo resonar sus pisadas en el suelo de madera.

-Alto, retrocede-Pido, y aún confundido Paul lo hace-Otro paso más.

Me acerco, notando como el suelo, se escucha hueco. Me inco, apartando al hermanastro de Lizz, para tocar con mis nudillos la madera.

Intento levantarla pero solo consigo elevarla unos centímetros ante de que resfale nuevamente.

Bufo, sintiendo la misma frustración que siento cuando intento levantar una moneda y está parece solo dezlisarse por el suelo, sin levantarse.

-¿Alguien tiene algo con punta?-Pregunto, y ruedo los ojos al escuchar la risa de mi amigo-Algo que sea útil, Kus, lo tuyo no es útil-Digo en tono burlón.

-Eres muy chistosa, Lheyra-Ironiza.

-Toma-Renia me tiende uno de sus pendientes dorados y le agradezco, antes de usar la punta para levantar la madera.

Todos observamos un hueco en el suelo, y una pequeña caja, que inmediatamente saco a la superficie.

De repente, unos disparos se escuchan en los pasillos, y me apresuro a abrir la caja, encontrando un mapa en su interior.

-Al parecer la Mickey herramienta misteriosa, es muy útil-Murmura con claro sarcasmo el platino.

Observo el papel, intentando ubicar dónde mierda estamos. En verdad esto es un laberinto gigante, y para peor subterráneo.

-Estamos en el pasillo B-Informo.

-Salgamos antes de que esos idiotas vengan por nosostros-Pide Lizz, y segundos después nos encontramos corriendo por el pasillo.

-¿Por qué corremos? ¡Nadie nos persegue!-Grita la pelirroja, y como si los hubiera invocado el camino se separa en tres, y los militares aparecen en el pasillo derecho.

-¡Al centro, Kus!-Le grito, viendo que es él quién corre más rápido.

-Claro, al centro-Sonreí, pero esa sonrisa desaparece cuando una bala impacta a centímetros de su cuerpo-¡Mierda! Qué buenos efectos especiales.

-Esos no son efectos especiales-Señala la rubia.

Seguimos corriendo, y me encargo de jalar a la pelirroja que se estaba quedando atrás. Me agradece con una sonrisa, que más bien, se asimila a una mueca por el esfuerzo.

Los soldados apuntan al centro confiados que pasaremos por ahí, pero Kus cambia rápidamente de dirección yendo hacia la izquierda.

-¡Hijos de puta!-El grito de Paul, hace que voltea brevemente hacia atrás, sin detenerme, hasta que veo el rojo teñir su mano apoyada sobre su pierna.

Me plantó disparando sin si quiera apuntar, solo apretando el gatillo como si eso dependiera mi vida. Y realmente es así.

Renia sigue correndiendo, pero está vez ayuda a seguir a Paul que aún quejándose de dolor continua.

-¡Vamos Lheyra!-Grita con preocupación Kus llegando a mi lado, y empezando a disparar.

Un tiroteo se arma rápidamente en los pasillos, y solo puedo pensar si sobre nuestras cabezas habrán personas caminando por el pueblo que escuchen debajo de ellos los disparos.

Logro enbocarle a uno en el brazo dejándolo fuera de la batalla, sigo disparando como si fuese experta en hacerlo.

Agradezco a esos jueguitos de armas, por ser de ayuda.

Otro soldado cae cuando una bala impacta sobre su pie, el grito de dolor es silenciado por los disparos.

Pero todo se va a la mierda cuando, es Kus quien grita de dolor, soltando su arma y quedando al descubierto.

Veo de reojo la sangre manchar la ropa de Markus, y aunque quiero ayudarlo, sé que si bajo el arma seremos blanco fácil.

Los demás han logrado escapar, y seguramente estén escondidos, pero a nosotros a este ritmo nos espera una muerte segura.

-Aguanta, ya casi-Grito sobre el ruido hacia el platinado que se refugia contra la pared.

-Si, si, tomate el tiempo que quieras-Logra decir ignorando por un instante el dolor.

Ruedo los ojos, gran momento para bromear.

-¡Carajo!-Maldigo cuando me quedo sin balas, y me cubro en la misma pared que Kus-¡Al suelo!

(....)





















Tres Mentiras, Una Verdad [+18]Where stories live. Discover now