78. Malditos

388 39 4
                                    

Narrador Lheyra:

Esconderme.

Si.

Esconderme.

Es lo único que me pidieron que haga. Joder, pero los ruidos y gritos de abajo hacen erizar mi piel, y al curiosidad me ruega ir a ver.

No salgas.

Solo será un vistazo.

Muerdo mi labio inferior, tentada a salir de la oficina, justo cuando un grito resuena en toda la mansión.

—¡NO! ¡CON MIS HIJOS, NO!—La voz de Leticia suena desesperada, casi como un grito de agonía.

Trago saliva, mi corazón late de prisa, y el miedo inunda mi ser.

Debo bajar.

Si. Eso debo hacer.

No. No. Y no, Lheyra ¿Qué vas a hacer si bajas?

Llevaré un arma, y mataré a quien sea necesario.

No eres capaz de matar ni a una mosca.

Lo haré.

¿Dónde conseguirás un arma?

—Maldición—Murmuro, llevando mi vista por toda la oficina.

Una situación similar se repite en mi cabeza, una y otra vez. 18 de mayo.

La secuencia se repite, el mismo miedo, la duda, el pánico. Y cuando siento que mi respiración se atasca, mi vista se centra en un teléfono antiguo sobre la mesa.

Me acerco, y con rapidez tecleo el único número que me sé de memoria.

—Contesta, contesta, porfavor—Susurro, sintiendo los fuertes sonidos de abajo.

Parecen golpes.

—¿Aló?—Suelto un suspiro al escucharlo.

—Kus, soy Lheyra, joder ¿estás bien?—Las palabras salen de prisa, casi inentendibles.

—¿Yo? Si de maravilla, casi tanto como tú, bueno, me imagino en una casa sola con esos tres hermanos ¿Quién no puede estar en un paraíso?—Ríe.

—Markus, escúchame—Pido—Estoy en la mansión Skillek. Hay...hay un problema, muy grande—Digo, enredando el cable del teléfono en mi mano en un gesto inconsciente de ansiedad—Hay armas, y muchos tipos, como la otra vez cuando huimos.

—¿Siempre estás metida en líos, Lehy?—Su voz suena alegra, demasiado para haber estado escuchando lo que acabo de decir—Justo me estaba aburriendo aquí—Baja el volumen de voz—Vanesa me tiene viendo una película de superhéroes—Bufa.

—Kus, no hay tiempo.

—Si, si, entiendo, ya voy, solo estaba esperando la excusa perfecta para irme de aquí.

—¿Estás en la casa de Vanesa?

—Si.

—Estás algo lejos de aquí—Murmuro angustiada—Ven rápido, y trae un arma.

Y con eso corto la llamada.

Mi corazón late en mi oído con prisa, ya es de noche, no sé cuánto demorará en venir Kus ¿Y si llega tarde?

Sacudo mi cabeza, ignorando todos esos pensamientos negativos. Pero se me hace imposible con el barullo allá abajo.

Veo la puerta frente a mi, y tomo la perilla fría en mi mano, suspiro antes de abrirla.

El ruido se siente más fuerte, camino por el pasillo, mirando hacia los lados. Necesito algo para defenderme.

Me detengo cuando mis ojos captan un florero repleto de rosas de un color oscuro. Negro.

Tres Mentiras, Una Verdad [+18]Where stories live. Discover now