10. Murmullos

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Narra Lheyra:

La luz entrando por la ventana me indicandila. Y mi cabeza palpita con dolor.

-Joder.

Pestañao varias veces hasta que logro abrir mis ojos, y el dolor es aún más fuerte.

Se llama resaca, Lheyra, o karma de inrresponsable.

¿No querrás decir karma por disfrutar?

¿Vas a decir que disfrutaste ser secuestrada?

Que bebiera algunos tragos, no significa que quería ser secuestrada.

Pero, ya aprendí. No beberé más.

Bien, aprendiste algo de tu secuestro.

No. Aprendí con esta maldita resaca.

Me levanto, sintiendo como si martillo golpeara repetidas veces mi pobre cabeza.

Salgo de mi habitación, y los recuerdos vienen a mi como meteoritos estrellándose con mi mente.

Escapé del bosque. Volví a casa. No había rastras de la fiesta, solo botellas en el suelo. Me acosté y dormi tranquilamente.

¿Cómo estás tan tranquila después de un secuestro? Eres increíble, Lheyra.

Lo sé.

Deberías poner una denuncia, al menos.

Nha, voy a disfrutar el domingo, como se merece; Durmiendo.

(....)

Todos me miran como si fuese un fantasma. Vamos, ya se que soy divina, pero tampoco para que me miren como si no fuera real.

Me encuentro sentada esperando a que inicie la clase, porque ya me estoy aburriendo de sentir sus miradas sobre mi. Y sobretodo me esta comenzando a hartar las voces de mis compañeros hablando de mi en murmullos.

-Es la única sobreviviente.

-Ellos jamás dejan a nadie vivir.

-Tiene los días contados.

-¿Ella lo habrá hecho?

Los rumores de mi secuestro corren por los pasillos, y ya se volvió molesto. Hablan de mi, como si estuviera muerta.

Tampoco fue tan difícil huir de esos ladrones.

Dile eso al pobre chico rengo.

-Bueno. Comenzó la clase, hagan silencio-Pide el profesor al entrar, pero nadie parece importarle su presencia.

Presto atención a la aburrida clase de historia, hasta que el timbre suena, y en vez de ir a la cafetería de enfrente, como otras veces. Me dirijo al comedor del instituto.

Al llegar veo las mesas organizadas por "bandos", una especie de clasificación humana, lo suficiente estúpida para que ignore su jerarquía.

Por un lado, las personas responsables que tienen como prioridad sus calificaciones. En una esquina los aficionados por la música. En la izquierda las personas con un estilo muy marcado, ropa negra, cadenas, y delineados demasiado notorios.

Detengo mi vista en una mesa en el centro del comedor; mis tres vecinos, se encuentran ahí, solos. Pero no tan solos, las miradas de todas las chicas caen sobre ellos.

Tres Mentiras, Una Verdad [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora