16. ¿Drogas?

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Narra Lheyra:

—¿Cuando es el primer debate?—Indaga Lizz mientras yo continuo con la tarea de historia, necesito terminarla para mañana.

—No lo sé, creo que la semana que viene.

—¿Ya sabes que vas a usar?—Cuestiona mientras continua con la tarea de artes desde mi cama.

Nos hemos juntado ha hacer las tareas juntas, aunque diferentes tareas.

—No lo he pensado. Algún vestido cualquiera—Digo despreocupada.

—¿Cualquiera?—Levanta la ceja en desaprobación—La comida entra por los ojos, Lheyra.

Me doy vuelta para mirarla ¿Realmente acaba de decir eso?

—No soy comida.

—No, pero estás a la venta, básicamente. Es política así funciona—Se enoje de hombros sin darle importancia.

—Ya te oyes como mi mamá—Comento y ambas reímos—Cambiemos de tema, otro día me estresare por el vestido.

Quedamos un rato en silencio, y ahora mismo lamento no ser buena sacando temas de conversación.

—Hablame sobre amigo, Lehy ¿Cómo dijiste que se llamaba?—Pregunta cambiando de tema.

—Markus, aunque le decimos Kus—Comento.

—¿Es solo tu amigo?—Insinua.

—Es casi como mi hermano—Exclamo con obviedad, pero me replanteo mis palabras—Lo conozco de pequeña, y siempre tuvimos una buena amistad.

—¿Cómo se conocieron?—Pide saber acostada sobre mi cama.

—Es hijo de los abogados de mis padres, soliamos vernos en los eventos y esas fiestas.

—¿Y tus padres, como son?

Es raro que intente sacarte ese tipo de información, Lehyra.

Todo en Lorchpey es raro, Conciencia, no sé que te sorprende.

Lo raro que son sus habitantes, es otro nivel.

—Son...buenos padres, cariñosos y dedicados pero con poco tiempo.—Me encojo de hombros sin saber que decir—¿Los tuyos?

—Normales.—Responde, sin decir nada más.

Nos quedamos en silencio en uno bastante incómodo hasta que el ruido del timbre rompe el silencio.

—¿Esperas a alguien?—Cuestiona y niego.

Nos levantamos, y bajamos hasta abrir la puerta.

—¡Lheyra!—Paul entra a casa con una confiancia desorbitante, abrazándome en el proceso.—¡Hermanita!—Se dirige a ella enholviendola en sus brazos, pero la rubia se separa para mirar sus ojos.

—¿Estás drogado, Paul?—Indiga Lizz mirándolo con desaprobación.

Cierro la puerta, cuando el hermano de la rubia entra sin más.

Paul camina tambaleando se hasta llegar a la sala, dónde pierde el equilibrio y cae en el sofá.

Ambas nos detenemos a su lado, miro a Lizz que no parece sorprenderle la situación, más bien, parece acostumbrada.

—¿Otra vez con eso, Paul?—La rubia suelta un suspiro decepcionado mirando a su hermanastro.

Él comienza a reír a carcajadas, sosteniendo su abdomen de tanta risa.

—¡Lehyra!—Exclama entre carcajadas, hasta que me mira, y logro ver sus ojos rojos, de repente deja de reírse.—Lo siento, yo no—Lizz cubre su boca inmediatamente.

Tres Mentiras, Una Verdad [+18]Where stories live. Discover now