50. Está demente

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Narra Lheyra:

-Incendiaremos el lugar-Digo con una sonrisa victoriosa.

Pero todos me miran, como una psicópata, pero ignoro esos cuatro pares de ojos juzgadores y tomo las velas.

-Desnudense-Pido.

-¿Qué? ¿Perdiste la cabeza?-Protesta Renia.

-Bueno, si tanto insistes-Kus se quita la camiseta dejando ver su herida.

Paso de largo el claro suspiro de parte de la pelirroja, seguramente al ver al platinado, y procedo a sacarme la blusa.

Ambos tiramos la ropa al suelo, y las velas caen encima, quemando la tela velozmente.

Me mantengo solo en sostén, y a diferencia de lo que pensaría, no me siento incomoda, bueno, ignorando la mirada de Paul en mis pechos, no me siento insegura.

El fuego se expande, pero no es suficiente. Resopló empezando a desabrocharme el pantalón, pero antes de que termine, Lizz tira su sudadera quedando con una blusa azul.

Las llamas se agrandan a una velocidad aterradora, y no pasa mucho cuando nos encontramos tosiendo, inundados en humo.

-¡¿Acaso piensas matarnos?!-Se queja Paul, tapando su rostro con el antebrazo, en un intento de no inhalar demasiado humo.

-Al menos moriremos por voluntad propia, y no por decisión ajena-Murmura Kus, con los ojos llorosos, a causo del poco oxígeno.

Los ignoro, quedando cerca de la puerta, para intentar escuchar del otro lado.

-¡Jefe! ¡Hay humo!

-Informenle a los señores, no podemos retirarnos sin su orden-Oigo a hablar a uno, quién supongo es el cabelliza.

-Vamos a morir, el subterráneo no es seguro en medio de un incendio-Se queja otro.

No es seguro. Mierda, ojalá esto salga bien, o todo se irá al carajo.

Volteo a la habitación, el fuego crece en una esquina, y por idea de Kus ahora una de las sillas ahora es solo ceniza.

Y pronto ustedes también lo serán.

Veo a Renia quién se refugia en la esquina opuesta, echa un pequeño bolillo, su pecho sube y baja cada vez que tose. Lizz no parece estar tan afectada, pero sus ojos llorosos, y sus respiraciones caóticas las delatan.

Paul regaña dando vueltas en círculos, quejándose y de vez en cuando insultando.

Pero Kus a excepción del resto, baile alrededor del fuego, pareciendo un cavernícola con solo pantalones y su extraña danza.

-¿Qué hacés?-Mi voz apenas sale, causa de la falta de oxígeno.

-Si moriremos, espero ser un sacrifio para la madre tierra-Responde con una seriedad que me hace cuestionar su salud mental.

Morerimos.

Mi espalda se dezliza por la puerta hasta que llegó al suelo, toso en mi antebrazo, cuando el humo es demasiado, y a medida que los minutos pasan es aún más.

Mis ojos comienzan a pesar de una manera exagerada, y apenas logro ver cuándo todos se encuentran en el suelo, en el mismo o peor estado que el mío.

Pestañeo nuevamente, y de pronto solo veo negro, mi cuerpo cae hacia un costado, pero apenas soy conciente de lo que sucede cuando escucho un ruido, seguido de una potente voz.

-Incapaces-La voz se oye lejana, y casi inaudible-¡Ella no puede morir!

-Pero señor...

Y nada. Nada más se oye, pero alcanzo a ver el fuego a tan solo centímetros de mi, antes de caer en la inconsciencia.

Tres Mentiras, Una Verdad [+18]Where stories live. Discover now