63. Desconfían

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Narra Lheyra:

—Creen que quise escapar—Me quejo cruzando mis brazos.

—¿Y lo quiso, señorita Lehyra?—Débora me observa sentada en una silla al extremo de la cama.

Le pedí que me acompañará para no desayunar sola.

—No. Tengo maneras más inteligentes de escapar.

—¿Puedo preguntarle por qué no lo ha hecho?

—No sé—Me encojo de hombros—No puedo irme sin mis amigos, y no sé si estén a salvó si me voy—Comento—Pero, no estoy realmente segura, de si hubiera intentando escapar, si mis amigos no estuvieran en riesgo.

—¿Dónde están sus amigos?

—Si supiera....

—¿Tiene alguna sospecha, señorita Lheyra?

—No, ni la más mínima.

Ambas nos quedamos en silencio, y puedo sentir la mirada indecisa de Débora, como si debatiera internamente si decir o callarse lo que tiene en mente.

—¿Tú sabes algo, Débora?

—No, claro que no—Se defiende.

—¿Y si lo supieras me dirías?

Queda en silencio, por un instante hasta que mira a los lados, como si se asegurará que nadie nos está escuchando.

—Todas las mañanas y noches, llevan llevan comida al sótano...

—¿Has visto que hay?—La esperanza inunda mi pecho, de solo pensar que están a solo metros de mi.

—No, tengo prohibido entrar, solo el señor Hons entra.

—¿Hons?

—El anciano que la recibió al llegar, él se encarga de todo el funcionamiento de la casa.

—Necesito ir al sótano ¿cómo puedo entrar?

—Está trancado con llave...

—¿Dónde está la llave?

—Hay dos copias de cada llave de la casa—Informa—Seguro que Hons tiene una, y los señores Skillek tienen la otra, pero dudo que logré quitársela.

—Va a ser más difícil, creen que intente escaparme y desconfían más de mi, pero no necesito salir de la casa para robar una llave.

(...)

Algo es tener ideas malas, pero esto ya es pasarse.

Habían dos opciones, fingir estar depresiva y que me dejarán ver a Kus, colarme por sus habitaciones y robar la llave, y está opción.

Y escogiste la peor.

Calla, Conciencia, me desconcentras.

—Alumbra un poco más arriba, porfavor—Pido, y aunque su mano este temblando acata mi pedido.

—¿Está segura de esto, señorita Dwens?

—No, definitivamente no.

—Me van a matar—Susurra para si misma.

—Escapamos del país antes de que intenten ponerte un dedo encima, Débora—Me giro para mirarla, la casa esta en silencio, excepto del sonido que ella produce mordiendo sus uñas.

Tres Mentiras, Una Verdad [+18]Kde žijí příběhy. Začni objevovat