Ojos Alegría (La chica del sótano) - Camren.

Capítulo 4: "Un Camino Con Luz Al Final"

Hizo lo mismo con el acondicionador olor fresa que ella tenía.

Le alcanzó la esponja con palo que usaría para enjabonarse y Camila lo entendió. Su madre le puso jabón y cerró la cortina.

-Grita si necesitas algo.

Camila prosiguió con su baño, ésto era lo único que podía hacer sola, pero sólo con la esponja.

Quitó sus bragas, y las dejó en el piso de la ducha.

Se enjabonó como había aprendido en sus años de vida, mientras pensaba en lo que le había pasado a Lauren. Se sentía mal por no poder haberla defendido, pero si lo hacía, la descubrirían.

Luego de enjuagarse, Camila tenía que salir. Pero por primera vez, quería hacerlo sola.

Tendría que haber gritado "Mami, quiero salir" como siempre. Pero no lo hizo.

Pasó una pierna por el escalón, dejando gotas de agua. Intentó pasar la otra pierna, pero un movimiento le jugó en contra y se resbaló fuera de la ducha.

Todo su peso cayó en su brazo izquierdo.

Camila gritó y lloró.

Segundos después, su madre abrió la puerta.

-¡Camila, cielo! -gritó agachándose hacia ella.

La joven gritó de dolor.

Su madre la levantó del suelo y la alzó en sus brazos.

La dejó en su cama mientras acariciaba su cabello.

-¡Duele! ¡Duele!

-¡Lo se! ¡Tenías que haberme llamado!

Camila sollozó inquieta en su cama. Su madre se había ido al baño a revolver un par de cosas, según se escuchaba.

-¡Mami! -gritó moviendose en su cama.

Su madre volvió y rápidamente colocó un trapo en la nariz de su hija, quien en unos segundos cayó dormida.

Tomó una toalla y secó el agua de su cuerpo; la vistió rápidamente con lo primero que encontró en su closet y la levantó de la cama, dirigiendose hacia la puerta.

La abrió y caminó por el pasillo casi oscuro del lugar.

Subió con cuidado un escalón tras otro hasta dar con la puerta que estaba arriba de ella y la abrió.

Dejó a su hija en el escalón y subió ella hasta dar con el aire libre.

Desde afuera tomó a su hija y la arrastró hacia afuera. Cerró la puerta luego de eso.

La cargó sobre su hombro, tanto como su fuerza se lo permitió, hasta llegar al portón trasero y abrirlo.

Caminó por la arboleda, ahora sosteniendo a su hija a su lado, con su mano sobre el hombro de su madre y la misma con el brazo en la cintura de Camila.

Llegó hasta su costosa camioneta, abrió la puerta del asiento trasero y recostó a su hija allí.

Luego de cerrar la puerta, abrió la del lado del conductor y se subió.

Encendió la camioneta y condujo por el asfalto. Miró de reojo a su hija por el retrovisor.

Ella estaba profundamente dormida.

"-No, Sofi, eso no se dice -regañó a su muñeca.

-Habrá que enseñarle modales a Sofi -dijo una voz detrás de ella, mientras la abrazaba.