CAPÍTULO 75: EXTRA 6

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Nos estamos besando.

El olor de ron está mareándome, pero no me detengo. Al fin, puede ser sincera con sus sentimientos. Mi corazón no deja de latir con rapidez en mi pecho. Sus manos empuñan mi camiseta y empieza a sacarme el saco, lanzándolo a un lado. Es la primera vez que siento esto por una mujer. ¿Así es estar enamorado?

Desear besarla y tocarla.

Decirles a todos que ella es mi chica.

Mi cuerpo cae en la cama con ella encima de mí. Nuestro beso se convierte en uno apasionado. Mis manos acarician su cintura. Jadeo al sentirla moverse.

—Lo haré yo. Te ayudaré —habla Asha, buscando mis ojos. Es tan hermosa con el cabello alborotado. Se agazapa más y muerde mi cuello. Succiona un poco mi piel—. Esto dirá que eres mío. Ni la esa expresidenta puede replicar algo.

¿Habla de Kelsie? ¿Está celosa?

—Kelsie solo es una amiga.

—¡Dijiste que no tenías amigos! —exclama en un berrinche—. ¿Por qué mientes? Eres igual que....

Cambio de lugares con rapidez, llevándola por debajo de mí. Ella hace un remilgo en la cara. Agarro sus manos y las llevo por un lado de su cabeza.

—No trates de compararme con ese tipo, Asha.

—Tonto, Allister. —Se queja—. Si fueras de mi edad, serías mi novio. ¡Pudiera......

La beso, callándola de golpe. Entrelazo mis manos con las suyas y disfruto de su compañía. Sus piernas se enredan en mi cintura y siento que la ropa está estorbando.

Muerde mi labio y ríe.

—Asha.

—Voy a quitarte la camisa y dejar evidencia que te he tocado —pronuncia, soltando mis manos. Empieza a quitar la camiseta. Es normal que tenga experiencia en esto. Odio tener que ser primerizo para ella. Cuando lo hace, sus dedos acarician mi piel desnuda, estremeciéndome.

—Asha, ¿segura que deseas hacer es......

Es mi turno de callarme.

De nuevo, nos besamos. Sus manos están tocando todo mi abdomen, haciendo difícil mi autocontrol. Sin darme cuenta, cambia de lugar, quedando debajo de ella. Posición inicial. Muerde y succiona mi otro hombro. Son siete veces que lo hace.

—Este sueño se siente tan real —murmura en mi piel—. Dudo que lleguemos al último. Siempre termino despertándome por miedo de ir a la cárcel.

¿Piensa que está soñando? ¿Así sueña conmigo?

—No es un sueño, Asha.

Detiene sus caricias y busca mi mirada. Su expresión es ceñuda.

—Lo es, porque en la vida real, no tocaría a uno de mis alumnos.

No me tocaría.

Entonces, si seguimos, no recordará.

El sonido de su celular resuena. Ella gime de molestia y cae a un lado de cama. Lo busco, encontrándolo en el bolsillo de su pantalón. En la pantalla sale el nombre del profesor Borchen. La llama para saber dónde está.

No queda de otra que contestar.

¿Asha? Gracias al cielo contestaste. Pensé....

—Piso siete, habitación 530 —indico—. Puede venir aquí a verla.

¿Allister?

—No tarde, profesor Borchen.

Cuelgo la llamada.

La busco en la cama, dándome cuenta que se ha quedado dormida con una de sus manos sujetando mi pantalón. Suspiro y sonrío. ¿Por qué es tan electrizante?

Alejo un mechón de cabello que oculta su rostro.

—Estás volviéndome loco, Asha —murmuro, agazapándome en su rostro. Deposito un beso en su frente—. Si sigues así, no te dejaré ir con facilidad.

La ubico bien en la cama y empiezo a vestirme, no sin antes de ver los chupetones que ha dejado en mi cuerpo. ¿Marcando territorio? Es gracioso pensar así.

No demora en venir el profesor Borchen.

Justo cuando termino de arreglarme, resuena la puerta. La abro y enseguida entran dos personas. Una es la prima de Asha y la otra, es el profesor Borchen, quien suspira.

—¿Por qué está aquí contigo? —pregunta Elicia, viendo dormitar a Asha—. ¿Puedes explicarnos?

—La encontré bailando ebria con mi hermano y la traje aquí para que descansara —respondo sin titubeos—. No hicimos nada indebido.

—No preguntamos eso, pero gracias por decirlo —dice el profesor Borchen—. Y también por cuidar de ella.

—Siempre lo hago.

—¡Tonto, Allister! —balbucea Asha dormida—. No te pongas molesto conmigo.

Está soñando de nuevo.

Sonrío y voy hacia ella, agazapándome en la cama.

—Ya no estoy molesto contigo, Asha —digo, agarrando una de sus manos. Beso su mano y mejilla—. Descansa. Te veré el lunes.

Tanto el profesor Borchen y Elicia, están mirándome sorprendidos. No hay nada que ocultar. No hicimos nada malo. Ellos saben lo que pasó entre nosotros. No hay necesidad de esconder lo que siento por Asha.

—¿Tanto te gusta? —pregunta Elicia.

—Sí.

—Ella es tu maestra, es mayor por nueve años que tú —continúa—. ¿Estás al tanto de eso?

—Lo repetiré las veces que sean necesario. —Me levanto y la miro fijamente—. Nunca tuve problema con nuestra edad y lo que somos.

—Todos tenemos este proceso. Nos gusta un maestro, pero es platónico. Pasa y....

—Mis sentimientos hacia Asha, no son superficiales como ustedes piensan —replico sin sonreír—. Estoy enamorado de ella. No he hecho nada malo que haya perturbado su vida.

Elicia suspira.

—Dios mío.

—Ya déjalo —espeta el profesor Borchen sonriendo—. Puedes ir tranquilo. Nosotros la cuidamos. Nos vemos el lunes.

—Nos vemos el lunes.

Miro por última vez a Asha y sonrío. Con las miradas detrás de mi espalda, salgo de la habitación, llevándome conmigo la calidez de su cuerpo. Dudo que vuelva a presentarse una ocasión como esta con ella.

No estuvo mal mi fin de semana. 

 

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PROBLEMÁTICO AMORWhere stories live. Discover now