Asha Bolton, es una profesora de Literatura que pasa por un proceso de ruptura de su expareja de años. Aceptó ir a escondidas a una fiesta de adolescentes para supervisar a sus primos, sin imaginar que, dentro de ello, se encontraría con Allister, e...
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La pelea terminó en buenos términos. Le expliqué todo lo que pasó. Al final, si creyó en mis palabras. No debo acostarme con alguien para olvidar a mi ex. Está de más que no podré hacerlo. Ni olvidarlo, sino, superarlo. Será poco a poco. No hay que apresurar nada. Dejaré que el tiempo ayude en ello.
Por ahora, ya no lloraré por alguien que será padre.
Sin embargo, siento extraño el pecho. Una emoción punzante que clava todo mi ser, dejándome sin palabra que decir. He mentido a Allister, solo por no seguir con algo que no sé qué nombre ponerle. Casi, tuve sexo con él. No es que sea virgen. Lo hice muchas veces con Jack el destripador de corazones; pero no deseo que mi nueva pareja de cama, sea un ligue.
Aunque quise hacerlo con Luca cuando estaba ebria.
—Ya no sé qué mismo sentir —susurro acostada con la mirada al techo—. No quería terminar con él, pero tuve que hacerlo por mi bien. Caso contrario, hubiera tenido que afrontar arrepentimientos.
—¿Por eso me llamaste? —pregunta Luca sentado a mi lado derecho sobre la cama—. Pensé verte beber.
Resoplo.
—Ya te dije, no hables de beber.
—Pensé que te volviste una borracha —objeta sin reparo alguno. Arrugo mi frente, mientras que él, suelta a reírse—. Solo digo la verdad.
He bebido mucho últimamente, pero no significa que sea una borracha. ¿O sí? Todo comenzó por lo que pasó de mi ex. Nada más. Evitaré beber alcohol.
—Sí. Puede que tengas razón. A veces, el alcohol ayuda un poco con el dolor —replico sin estar tan segura de mis palabras—. Necesitaba distraerme.
—¿Estás segura que el alcohol te ayudó, Asha? —pregunta Luca.
No. Solo en el momento, luego el dolor del corazón aparecía.
—No.
—Entonces, ya no bebas hasta emborracharte.
—¿Es un consejo?
—Sí. De tu fiel amigo de trabajo —dice sonriendo. Pincha mi frente con uno de sus dedos—. Tampoco vuelvas a pasarte por una adolescente. ¿Lo olvidas? Dentro de poco, entrarás a trabajar en una secundaria como profesora de Literatura.
Tiene razón. Trabajaré a su lado.
—Seré una buena profesora de Literatura. —Sonrío mostrando mis dientes—. También, una líder de curso.
—Siempre les caes bien a los menores.
—Ni que lo digas —digo ceñuda—. A veces, odio verme igual que una adolescente. ¿Debería maquillarme más? Así, podría tener un trato serio de parte de mis futuros niños.
