Yamato sensei

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Naruto llevaba varios días entrenando cuando Aiko llegó a Konoha. La noticia de la muerte de Azuma fue la primera que recibió, y aunque no lo había conocido ni era cercana a los estudiantes que aquel ninja había educado, decidió mostrar sus respetos en el cementerio antes de retomar el entrenamiento.

Se dio un momento para admirar el camposanto. Tenía el pasto perfectamente cortado, muy verde, y todas las tumbas se veían espléndidamente blancas y elegantes. Le entristeció ver algunos niños dejando ofrendas, quizá en las tumbas de sus padres o hermanos. No quería que sus hermanos pasaran por eso... Buscó la tumba de Azuma, oró en favor de su descanso y en lugar de hacer crecer flores como lo había hecho antes, acomodó el ramillete que había comprado en la casa de Ino, ya que quería reservar su habilidad para momentos y personas más significativas, después de todo, era preferible gastar un par de monedas que una buena cantidad de chakra.

- Gracias por llevarle flores a Azuma sensei- sonrió Ino cuando la topó por la calle el día antes de su misión secreta- Se que eres amiga de Sakura y no mía, pero valoro mucho que lo hicieras.

- Sí- asintió Aiko- Pero al fin y al cabo somos aliadas. Hay que apoyarse en las buenas y en las malas.

Ino se acomodó el mechón de pelo rubio que le caía por la cara y con una corta reverencia se despidió. Aiko siguió su camino hacia la cascada de Yamato para unirse a él y Naruto. Le parecía extraño que fuesen parientes y no recordaba muy bien su rostro ¿Se parecería a su madre? ¿A ella?

El viento le desordenó las trenzas tras la espalda y no pudo evitar pensar en Temari y su habilidad destructora de bosques enteros. Y aquello la hizo pensar inevitablemente en Gaara. Sonrió azorada y corrió con ánimos renovados hacia el sitio indicado. Quería ser mucho más fuerte de lo que era para cuando volviera a verlo. Aunque sabía que los sentimientos de Gaara hacia ella eran mutuos, no quería parecer una torpe admiradora más; haría lo posible para estar a su altura.


...


Yamato no fue quien le dio la bienvenida, sino más de cien clones de Naruto que no se molestaron en saludarla. Al menos no partieron el ataque usando el Rasengan, o Aiko habría explotado como un confeti florido de San Valentín.

Con el kunai y los shurikens fue capaz de librarse de los que primero se habían acercado a ella. Aprovechó su posición en el prado para concentrar chakra en las flores silvestres y hacerlas explotar cerca de la mayor cantidad de clones posible. Hizo crecer maleza venenosa en las pantorrillas de otros cuantos, a los cuales eliminó con fuertes patadas.

- No recordaba que fueras así de hospitalario, Naruto- rió Aiko, ahorcando al clon más cercano con una gruesa y pruriginosa mata de ortiga.

Había comenzado a confiarse, pero en cuanto percibió que dos clones se acercaban rápidamente a ella logró saltar y esquivar por pocos segundos un Rasengan del porte de una bola de fútbol, el cual dio de lleno a tres clones que desaparecieron en el acto. El salto le permitió a Aiko ver a Yamato verla con una sonrisa en la cara. Aquello le dio fuerzas para redirigir su trayectoria y apuntar con su pie a quien le parecía era el Naruto real.

- ¡Ella es Aiko! – dijo Sakura, obligando a Sai a mirar a la kunoichi mientras ambos se asomaban entre los árboles del bosque. Naruto no pudo evitar voltear para ver a la chica, lo que para Aiko fue determinante.

Se prometió comprarle a Sakura un dulce si aquel segundo de ventaja le significaba la victoria. Pateó con fuerzas a Naruto, quien recibió de lleno el golpe en la cara y se arrastró varios metros por el suelo, levantando una gran capa de polvo y pasto a su alrededor. Aiko se paró en el suelo con gracia y se aguantó las ganas de dar saltitos alrededor de su amigo derrotado.

- Ay, Naruto- se lamentó Yamato, acercándose a ellos- Ya te he dicho que no puedes desconcentrarte tan fácil.

- ¡Yamato sensei! – saludó Aiko con una reverencia- No puedo esperar para comenzar el entrenamiento.

- Pues- rio Yamato viendo a Naruto ponerse de pie y sacudirse la tierra- Ya empezaste muy bien.

Sakura y Sai corrieron a ayudar a Naruto. La pelirrosa no tardó en meterle a la boca una de sus "mágicas" bolitas energéticas, haciendo que la cara del pobre ninja se volviera tan verde como la vegetación a su alrededor.

- Me alegro de verlos- sonrió Aiko, encantada por la dinámica de aquel equipo. "Y me alegra mucho haberle ganado a Naruto" pensó, pero sabía que no podía decir algo así.

Sakura la abrazó con cariño y Sai se animó a estrecharle la mano, tal como había leído hace pocos minutos que se saludaba a alguien nuevo. A Aiko no le pareció tan extraña aquella formalidad tomando en cuenta de que estaba acostumbrada a la seriedad de Gaara, así que le devolvió el saludo con entusiasmo.

- Naruto, ve a descansar- pidió Yamato- Quiero hablar un momento con Aiko a solas.

El equipo siete se retiró sin chistar hacia el bosque para aprovechar la sombra de los árboles, mientras que Yamato invitó a su nueva pupila a tomar asiento en el banco de madera que había construido para él y Kakashi.

- ¿Qué tal todo en tu país? ¿Tu madre está bien?

- Ella perfecto, todos bien en realidad- asintió Aiko- Aunque, estuve en prisión un tiempo- rió- Haruna no me tiene mucha estima.

Yamato se puso pálido. Naruto tenía a Kurama dentro de si y a veces era complejo manejarlo, Sakura tenía mucho potencial, pero aún era inexperta y demasiado sensible, Sai había pasado de ser un traidor a un chico con nulas habilidades sociales en un cerrar de ojos y Aiko resultaba ser problemática con nada más y nada menos que una princesa. Reconsideró seriamente su vocación de mentor, pero no dijo nada.

- Quiero que sepas que la prioridad es Naruto- dijo luego de un rato.

- Lo sé- asintió Aiko- Solo dígame qué hacer y lo haré. Practicaré en silencio al otro lado del prado.

Yamato miró a su estudiante. Tenía los ojos marrones más oscuros que los de Tsunade, pero más claros que los de él. El cabello era similar, aunque el de ella era larguísimo a pesar de las trenzas. Quizá su madre se parecía a la que él nunca tuvo. Aiko podría ser su hermana menor, o su sobrina... Reconocer que estaría por debajo de Naruto era duro, pero necesario. Sin embargo, confiaba en ella, no solo porque era una Senju, sino porque algo especial brillaba en su mirada: la determinación era un arma tan poderosa como cualquier otra y la compartían los ninjas más destacados de todos, hombres y mujeres, buenos y malos. Nadie se hacía Hokage ni Akatsuki dudando se si mismos.

- Confío en tu potencial, Aiko- reconoció acariciándole la cabeza como su antiguo sensei solía hacerlo...- Cuando manejes la madera, llegarás muy lejos.

- ¿Tan lejos como para reemplazar a Haruna?- preguntó la chica con una sonrisa pícara. Ante la impresionante palidez de Yamato, no tuvo más opción que reír- ¡Es broma! Los vestidos de seda me dan calor...¿Cuándo empezamos?



Holi, resucité sdkfjdf el cap es cortito porque estoy ocupadita. Sepan perdonar :c un abrazote. 

El Oasis (Gaara x OC)Where stories live. Discover now