Misión de rescate

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Fuji, Kaori y Aiko estaban desde temprano recolectando tomates y clasificándolos según tamaño en los cajones de madera. El rojo intenso de las frutas hizo que Aiko pensara momentáneamente en Gaara, pero se obligó a pensar en otra cosa o en otras personas. Kaori no dejaba de comentar que el día estaba precioso, que el aroma de los tomares frescos era delicioso, que el verde de las hojas estaba más intenso que en la temporada anterior, entre tantas otras cosas que a su hija le parecieron excesivamente forzadas. Y aunque le gustaba el trabajo de campo, su madre alabándolo de forma exagerada solo hacía que quisiera irse rápido a hacer cualquier otra cosa. Fuji se dio cuenta del malestar creciente en el rostro de su hija y comenzó a preguntarle sobre su trabajo- aunque breve- como guardia de Haruna.

Aiko les contó, algo más animada, que había disfrutado del jardín del palacio y que Haruna era muy amable. Por supuesto que iba a evitar el detalle de la pelea con los guardias y la actitud deferente de la princesa que había insinuado que no era lo suficientemente buena. Al no dar mucha más información, la conversación tomó otros rumbos donde, afortunadamente, la madre de Aiko no importunó demasiado.

Poco antes de la hora de almuerzo, Yurinojo se presentó en el campo, con intención de practicar con Aiko.

- Su alteza me pidió que entrene con su hija, Fuji-san- explicó luego de saludar con una reverencia.

- Pero ya casi es momento de almorzar- interrumpió Kaori, apretando un tomate entre las manos.

 - Si almuerza ahora y entrena después, puede que vomite- dijo Yurinojo sonriendo.

- Volveré más tarde- decidió Aiko antes de escuchar cualquier otra cosa. Acomodó la caja de tomates que acaba de completar junto a las demás y se despidió de sus padres con un beso en la mejilla. Por el rabillo del ojo ambos vieron cómo Kaori lanzaba violentamente el pobre tomate a la caja que estaba llenando.

De camino al dojo iban en silencio, hasta que Yurinojo rompió el hielo.- Tu madre ¿Siempre es así?

- Así como que le disgusta que sea una kunoichi, pues sí, siempre- rio Aiko.

 - Haruna me dijo que hiciste algo interesante ayer- comentó el ninja, cambiando de tema. Como Aiko no dijo nada, continuó- ¿Es verdad que usaste tu chakra para controlar hojas además de las flores?

Aiko asintió y sonrió orgullosa de su hazaña- Aún estoy trabajando en eso, pero sí, puedo hacer eso. Me preguntaba por qué solo usaban flores y no la planta en su totalidad. Así que estuve intentando en mis momentos libres.

- ¿Lo saben Genki y Kazuo?

- No, con la reconstrucción y la cosecha, no he tenido mucho tiempo de hablar de otras cosas- Aiko miró hacia el cielo y cayó unos segundos- Hablando de ellos ¿Dónde están? Hace días que no los veo.

Yurinojo la miró como si la chica de pronto hubiese cambiado de idioma.- En Konoha ¿No te acuerdas? -al ver la cara de Aiko, agregó - ¿No sabías?

Aiko pasó por las etapas del duelo en menos de diez segundos: negación "No pueden estar en Konoha", Ira "¿¡Por qué mierda están en Konoha!?", Negociación: "Quizá vaya yo también", Depresión: "Me dejaron sola... ¿Ya no me quieren?" y aceptación "Bueno, están en Konoha". Pero rápidamente volvió a la ira.

 - ¿Por qué ni siquiera se despidieron? – preguntó dolida. 

Yurinojo la miró con el ceño fruncido y luego miró hacia atrás, como buscando a alguien entre la gente que caminaba por la calle. Sospechaba qué había pasado.- Ellos me dijeron que pasarían a tu casa a despedirse. Quizá tu...

- Mi madre les debe haber mentido y de paso, habermelo ocultado- completó Aiko, con la mirada sombría- No me sorprende para nada.

- ¿Crees que es más posible que ella sea la que miente y no ellos?

El Oasis (Gaara x OC)Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz