Es demasiado tarde

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Cerró la puerta detrás de ella, poniendo la frente en la madera fría, las lágrimas rodaban por sus mejillas y no hizo nada por detenerlas

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Cerró la puerta detrás de ella, poniendo la frente en la madera fría, las lágrimas rodaban por sus mejillas y no hizo nada por detenerlas. Sentía que un nudo se le formba en la garganta y no la dejaba respirar con tranquilidad. Fernanda le había mentido, otra vez, la había engañado, ¿cuantas veces tenía que pasar por lo mismo para al fin aprender la lección? Esa mañana debía ser distinta, debían compartir ambas con Cielo un buen día, Sarah estaba tan enamorada de esa mujer que cada cosa que hacía le dolía el doble. Esto no podía ser verdad, no otra vez.

-¿Mami?-la voz de Cielo la trajo a la realidad.

Se apresuró a secar sus lágrimas para evitar preguntas que no podía contestar y se giró.-Dime, amor.

-¿Ya viene la Miss Fernanda? Tengo hambre.-dijo acercándose.

Agarró la mano de Cielo y la llevó a la cocina.-Ella tiene unas cosas que hacer y no podrá venir, dame unos minutos y te preparo unos pancakes.

Mientras buscaba los ingredientes en los anaqueles, la pequeña preguntó.-¿Es por eso que estás triste? ¿Porque no podrá venir?

Negó.-No estoy triste.

-Tienes los ojos rojos.

-Es alergia.-confirmó mientras ponía el sartén en la cocina.

-No te creo. Nunca quieres contarme nada.

La castaña inhaló y exhaló un par de veces.-No hay nada que debas saber, todo esta bien, no te preocupes por esas cosas.

Después de unos minutos le acercó el desayuno a Cielo que estaba sentada en uno de los taburetes del mesón de la cocina.-¿Te vas a casar con la miss Fernanda?-preguntó al llevarse el primer bocado a la boca.

Sarah se atragantó con su saliva.-¿Qué? ¿Qué te hace pensar eso?

-Ha dormido algunos días aquí y tú la quieres, y ella también.

-Hace falta más que eso para que dos personas tomen la decisión de casarse.-le besó la frente.-Vamos, come, luego seguimos conversando.

El resto de las horas tuvo la cabeza en un bucle, puede que lo ideal hubiese sido darle la oportunidad a Fernanda de que hable, pero no, no podía, era la segunda vez que esto ocurría, pero ¿y si ella tenía razón y había sido una casualidad? Suspiró pesadamente, quizás lo mejor era llamarla y tener una conversación civilizada, no, no, le había dicho cosas horribles antes de que ella se vaya o bueno, que la echara. Quizás tenía que ir directamente a su casa a buscarla. Estaba en un dilema interno cuando su celular sonó sacándola de sus pensamientos.

-¿Hola, Sarah?

Frunció el seño.-¿Martina?

-Sarah, ha ocurrido algo.-la chica al otro lado empezó a sollozar.

El corazón de Sarah se disparó y se levantó de un salto.-¿Qué? ¿Qué es?

-Es Fernanda, ella... tuvo un accidente... te enviaré la dirección de la clínica por mensaje, porque realm...-no dejó que termine de hablar, cuando cortó la llamada y agarró las llaves del auto.

Ramé ©Where stories live. Discover now