Si alguien le hubiese dicho a Sarah que aquella tarde iba a reencontrarse con su pasado, hubiese dudado e incluso cambiado los planes de ese día para evitar hacerlo. Por más que se convenció a sí misma que había superado los acontecimientos de hace...
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-Me dijeron que ahora te dedicas a torturar jóvenes, ¿Qué hay de cierto en eso?-preguntaba Martina, la mejor amiga de Fernanda, mientras desayunaban en una cafetería de la ciudad.
La rubia sonrió.-No torturo a nadie, te fueron mal con el chisme. Pero si te refieres a que estoy ejerciendo la docencia, si, soy maestra de cálculo en la universidad.
-Vaya, Fer, 27 años y eres maestra de universidad. ¿Cómo te va?
La rubia recordó a Sarah y sonrió.-Nada mal.
-Esa sonrisa... no me digas que te gusta alguien, ¿una alumna?-Fernanda la miró sorprendida.-Maldita sea, Fernanda, me estas jodiendo.
-¿Qué? Si no he dicho nada, a mi no me gusta nadie.
-Si, claro.-Martina bebió un poco de su café.-¿Cómo es?
Fernanda rodó los ojos.-No hay nadie, Mar, déjalo.
-¿Es guapa?-insistió.
La chica recordó los ojos azulados de Sarah y su manera de sonreír, la forma de su rostro y el color de su cabello. Se sonrojó.
-Ya veo que si lo es. -contestó su amiga.
-Eres una idiota, ya dije que no, eso no es ético. No me gusta nadie.
Martina prefirió no seguir con el tema, con el tiempo sabía que su amiga terminaría contándole las cosas, así que mejor no insistiría. -Bueno. Hablando de otra cosa, Tom y yo aun no lo hemos conseguido.
Fernanda sintió su corazón hacerse pequeño.-Mar, aun son jóvenes, en cualquier momento verás que tendrás a tu bebé, no desesperes.
Su amiga parecía estar al borde del llanto.-Yo solo quiero ser mamá, Fer, no creo que sea mucho pedir.
La rubia la abrazó, no podía comprenderla ya que no tenía idea de la maternidad o de niños, es más no había considerado tener hijos hasta ese momento, pero si podía darle su hombro para que se desahogue.
Martina un poco más calmada dejó su taza encima de la mesa.-Roberta preguntó por ti.
Fernanda echó la cabeza hacia atrás.-No puede ser, ¿otra vez? Yo ya no quiero nada con ella.
Roberta era la ex de Fernanda, una chica intensa y con muy pocas ganas de dejar tranquila a la rubia, llevaban separadas varios meses, pero siempre encontraba la manera de volver a su vida con cualquier excusa, la última vez se inventó la muerte de una abuela falsa.
-¿Cuándo harán el papeleo de la casa, Fernanda? Estas atrasando eso, con tal de no verla y no tiene sentido.
-Lo sé, Mar, pero es que ya me la imagino llorando para que volvamos y ya estoy cansada de eso. Solo quiero paz.
-Paz mientras vez a esa chiquilla que te gusta.-Martina era increíble, pasó de un tema delicado a otro y del llanto a burlarse de ella en un segundo.
-Que no me gusta nadie.-observó la hora en su muñeca.-Tengo que irme y ya no digas tonterías.
