-¿Te gusta la miss Fernanda, verdad?
Sarah se atragantó con el jugo de manzana que estaba bebiendo. -¿Qué dices? Leah, estas loca.
Su amiga sonrió. -Claro que te gusta y conmigo esas cosas no puedes negarlas.
-Lo único que siento por Fernanda es fastidio, ¿Qué te hace pensar que me gusta?
Se sentaron en una de las bancas del campus y Leah mirándola fijamente a los ojos dijo:-Consciente o inconscientemente siempre la mencionas, ya sea para decir que la odias, que odias su materia o que verla respirar cerca de ti te perturba la existencia. No hay día que no menciones a Fernanda, Sarah, date cuenta.
Puso los ojos en blanco. -¿Si me gusta o no me gusta en que afecta?
La chica se rio, su amiga había aceptado, aunque no con todas sus letras, que la profesora Mills no le era indiferente. -Nada, mujer agresiva, no afecta en nada, o por lo menos a mi no, no sé a ti.
-Eres insoportable.
- ¿Por qué? ¿Por darme cuenta de las cosas antes que tú?
Sarah le golpeó el hombro. -Por decir estupideces.
-Señorita Kane, no creo que sea apropiado que golpee a sus compañeros dentro de la universidad. -La voz de Fernanda detrás de ella llegó a sus oídos.
Maldita sea, ¿Y si las escuchó?
-Profesora Mills, ¿Cómo esta? -dijo Leah y la figura de Fernanda apareció delante de ella. -Sarah si es un poco agresiva, pero nada de qué preocuparse.
-Ya veo que tiene quien la defienda. -La mirada de la rubia se posó en Sarah. -Espero que también tenga una abogada defensora para su lección de hoy en la tarde.
Sarah abrió los ojos como platos .-¿Lección? ¿Qué lección?
-En las clases extracurriculares también se evalúan a los alumnos, Kane. Llevamos una semana de clases, ya es hora de una evaluación. -Con una sonrisa de satisfacción, dio media vuelta y se fue.
Leah que miraba la escena con una sonrisa de lado, habló cuando la profesora ya se había ido.-Te encan...
-Cállate, Leah. Solo haz silencio.
Fernanda definitivamente lograba sacarla de sus casillas en un segundo, obviamente no tenia idea de que tomaría una prueba y estaba segura de que no le iría del todo bien. Por otro lado, Leah y su imprudencia, aunque tenía razón, la rubia le atraía y no solo eso, atraerla era poco, le gustaba y cuando estaba cerca de ella, se ponía nerviosa, sentía el sonido de los latidos de su corazón en los oídos y las manos frías, por lo menos la ultima semana había ocurrido aquello, pero era claro que no iba a aceptar eso delante de nadie, si era posible, se iría con esos sentimientos a la tumba.
Esa tarde, al llegar al aula, un papel encima del pupitre la distrajo. Tenía una nota escrita.
Basta con ver tu sonrisa para olvidarme del mundo.
M.
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Ramé ©
RomanceSi alguien le hubiese dicho a Sarah que aquella tarde iba a reencontrarse con su pasado, hubiese dudado e incluso cambiado los planes de ese día para evitar hacerlo. Por más que se convenció a sí misma que había superado los acontecimientos de hace...