Decepción

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La rubia esa mañana se levantó con una gran sonrisa en el rostro, su vida no podía ir mejor, tenía una mujer extraordinaria que poco a poco estaba volviendo a ella, después de tanto estaba apareciendo esa felicidad tan añorada en su vida y eso la ...

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La rubia esa mañana se levantó con una gran sonrisa en el rostro, su vida no podía ir mejor, tenía una mujer extraordinaria que poco a poco estaba volviendo a ella, después de tanto estaba apareciendo esa felicidad tan añorada en su vida y eso la hacía sentir que vivía en una nube de felicidad, por muy cursi que eso pueda ser. Tenía una idea en mente, pero sentía que era muy pronto, ella quería pasar el resto de su vida con Sarah, no quería separarse de ella nunca más, pero no sabía si su chica deseaba lo mismo. Cuando se lo comentó a Martina, casi se cae para atrás.

-¿Qué?-se rió de ella.-No, estas loca... ¿estás bromeando?

Se encogió de hombros.-¿Qué tiene?

-Es algo pronto ¿no crees?

-No he dicho que lo haré mañana, solo que quiero hacerlo, hay algo dentro de mi que desea estar cerca de ella todo el tiempo, dormir a su lado todas las noches, compartir la rutina de las mañanas antes de ir a trabajar, quiero formar una familia de su mano y...

-Ok, ok, ya entendí, no quiero más detalles, eres asquerosamente romántica.-dijo mientras acostaba a su hijita en la cuna.-No sé qué decir.

-¿Crees que ella aceptaría?-preguntó con incertidumbre y torturándose los dedos por el nerviosismo.

Martina se puso las manos en la cadera y pensó.-Puede que la tome por sorpresa, pero creo que si aceptaría.

-¿Crees?

-Pues si, no la conozco tanto como para saber que haría y que no.- lo cual era cierto, ambas no habían tenido la oportunidad de tener extensas conversaciones, se conocían de manera superficial, era difícil que Martina supiera los sentimientos de Sarah, solo podía imaginarlos al ver sus ojos brillantes cuando estaba cerca de Fernanda.

-Cuando vaya a buscarlo ¿me acompañarías? estaré muy nerviosa.-se corrigió:-estaré más nerviosa de lo que ya estoy.

-Claro.-sonrió.-Me hace tan feliz verte feliz, aunque derrames miel y amor hasta por los poros.- rodó los ojos.

Varias semanas después, se encontraba recorriendo las calles de la ciudad, había planeado con Sarah desayunar ese día juntas y aunque aún faltaba media hora para eso, sentía que estaba llegando tarde, pasó por una cafetería, tal y como habían acordado, ella compraría lo necesario para pasar esa mañana juntas, y Sarah junto a Cielo la esperarían en casa hasta que llegara, solo esperaba que la castaña no se enoje por su atraso. Además que tenía una buena excusa, no había resistido la tentación de comprar un ramo de rosas para llevarle esa mañana, eran hermosas y cuando las vio no pudo evitar pensar en ella.

Se acercó al mostrador y ordenó las bebidas calientes junto con los bocadillos, por bajarse corriendo del auto se sentía agitada y recostó sus manos en la madera para tomar aire, su físico estaba terrible, hasta que una mano ajena se posó en la suya. Volteó el rostro inmediatamente por la sorpresa.

Ramé ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora