Si alguien le hubiese dicho a Sarah que aquella tarde iba a reencontrarse con su pasado, hubiese dudado e incluso cambiado los planes de ese día para evitar hacerlo. Por más que se convenció a sí misma que había superado los acontecimientos de hace...
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Los días consecutivos a la reunión con Fernanda fueron confusos para la castaña, las cosas estaban así: ella iba por Cielo muy temprano para no tener que toparse con la chica en el patio de la escuela, revisaba uno a uno los cuadernos de su hija confirmando que todo este correcto para que ella no tenga que comunicarse por ningún motivo y evitaba escribir en el grupo de padres de familia en el que se encontraba la rubia. Pero, ya sabía que estaba atrasando lo inevitable, en cualquier momento iba a tener que hacerle frente, solo no quería que fuera tan pronto, aun después de 8 años no se sentía preparada.
-Yo considero que el trabajo por hoy ha finalizado, chicos. El proyecto de la clínica va muy bien y pronto podemos darle pase a su construcción. -Todos se levantaron de sus asientos y comenzaron a recoger sus cosas.
-¿Sarah, te encuentras bien?-la pregunta de Alina, su jefa, la confundió.-Te he visto un poco distraída estos días. ¿todo bien con Cielo?
-Si, Alina, todo bien. Gracias por preguntar.-le respondió mientras recogía sus cosas.
Puso una mano sobre su hombro.-Sabes que puede contar conmigo para lo que sea, Sarah. De eso se trata este equipo.-dijo en tono sincero y su mirada verdosa lo confirmó.
Asintió y le sonrió.-Gracias.
Sarah terminó de agarrar sus cosas y salió del sitio para ir por Cielo al kínder, vio la hora y no iba a llegar a tiempo como otras veces, quizás y con algo de suerte, podía evitar encontrarse con ella. Avanzó por las calles de la ciudad, el tráfico no estaba tan pesado y eso la ayudó a llegar a una hora considerable.
-Miss Clara, ¿Cómo esta? Vengo por Cielo.-la profesora le sonrió y señaló a la niña.
No podía ser cierto lo que sus ojos veían, Cielo estaba conversando de lo más feliz con Fernanda, es decir obviamente debían tener comunicación, ella era su maestra, el detalle estaba en que Cielo le estaba poniendo una flor en la cabeza a la rubia, estaba teniendo un gesto de ternura con ella ¡con Fernanda! Con esa mujer que tanto daño puede llegar a hacerle a las personas que la dejan entrar a su vida, sintió como la ira se apoderaba de ella y se acercó a ambas.
-Cielo.-llamó a la pequeña cuando estaba a escasos centímetros.
-Mami, llegaste.-le sonrió y fue a abrazarla.-La miss Fernanda me estaba acompañando hasta que llegaras.
Fernanda por su parte le susurró un ¨buenos días¨ mientras se mordía el labio nerviosa.
-Mira, le puse una flor, ¿no crees que se ve bonita? -Fernanda y Sarah se miraron a los ojos.-¿no crees, mami?
-No soy quién para decir ese tipo de cosas, amor. Vamos a casa. -dijo agarrando su mochila.
-Quiero que la miss Fernanda venga a dormir a la casa. -Sarah se rio divertida.
Esto debe ser una puta broma.
-Linda, la miss Fernanda tiene una vida, amor, no puede dormir en nuestra casa así por así. -dijo centrando su atención en Cielo.
