Yo tampoco me arrepiento.

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¿A quien quería engañar? Sarah le estaba atrayendo mas de lo normal, mas de lo permitido dentro del plano ético, estuvo a punto de besarla, si Martina no hubiese llegado probablemente se hubiese arriesgado a hacerlo, tenía la cabeza tan nublada en...

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¿A quien quería engañar? Sarah le estaba atrayendo mas de lo normal, mas de lo permitido dentro del plano ético, estuvo a punto de besarla, si Martina no hubiese llegado probablemente se hubiese arriesgado a hacerlo, tenía la cabeza tan nublada en ese momento que ni siquiera cuando su amiga llegó pudo contarle las cosas de manera coherente, solo limitarse a negar cualquier mal pensamiento que pasara por su cabeza. Iba a tomar un baño cuando el timbre de su casa sonó. Bajó por las escaleras y se dirigió a la puerta principal, al abrir el mal humor se apoderó de ella.

-¿Qué haces aquí?-preguntó cruzándose de brazos.

-Vengo a hablar contigo, no podemos estar así, Fer.- era Roberta, que nuevamente se aparecía en su casa, para simplemente hacer leña del árbol caído.

-No tenemos nada de que hablar, Roberta, por favor. Estoy cansada de esto, quiero hacer mi vida y realmente te deseo que tu hagas la tuya, mereces a alguien que te ame.-respondió frustrada, esa situación se repetía por lo menos una vez al mes.

-Yo te quiero a ti, Fernanda, no quiero a nadie mas ¿entiendes? Quiero que seas tú la persona que este a mi lado, quien me acompañe en mi día a día. Volvamos a intentarlo, una vez más, solo una.-la morena estaba comenzando a hacer el mismo drama de siempre y la paciencia de la rubia estaba al borde.

-No, Roberta, entiende que no. Yo no te quiero, te aprecio por todo el tiempo juntas, pero no te amo ni te quiero como pareja y no quiero hacerte daño al hacerte ilusiones falsas de un amor que ya no existe, no te hagas esto más difícil y mejor dedícate a viajar o a conocer mas personas. Créeme que hay mejores personas que yo.

-Te doy lo que tu quieras, Fer, te regalo el mundo si lo deseas. Pero vuelve.-insistió con lagrimas en los ojos.

-Mejor busca a alguien con quien recorrer ese mundo, Roberta. Yo realmente no lo quiero.

La morena se abalanzó sobre ella abrazándola.-Por favor, vuelve conmigo. No me dejes, no puedo seguir sin ti.

La rubia intentó quitar sus brazos de sus hombros.-No te hagas esto, no te humilles así.

-¿Es porque te gusta alguien más no es así? De seguro andas de amoríos con alguna estudiante.

Fernanda la observó con fastidio. -No estoy de amoríos con nadie, yo simplemente no te quiero, Roberta.

La otra chica se secó las lágrimas sin apartar la mirada de ella. -Bien, voy a averiguar en que te hallas, Fernanda, y créeme que si yo no soy feliz tú tampoco lo serás. Si estas saliendo con alguien, te haré la vida imposible a ti y a esa otra persona. -dicho eso último, dio media vuelta y se fue.

La rubia rodó los ojos. -Estas loca. -cerró la puerta con fuerza y se agarró la cara con las manos. Maldita sea la hora en que conoció a esa desquiciada.

Estaba apunto de volver a subir a su habitación para por fin poder tomar una ducha, cuando el timbre volvió a sonar.

-Juro que si es Roberta, no voy a dudar en darle un par de cachetadas para que deje de amenazarme en mi propia casa. -se dijo a si misma antes de abrir.

Ramé ©Onde as histórias ganham vida. Descobre agora