—Por aquí. —Dijo Arthur.

Entraron a una de las torres y bajaron con cuidado intentando llegar al nivel del suelo.

Escucharon algunas risas y sonidos de botellas, Arthur miró a sus hombres y se tocó varias veces el cuello.

La señal era obvia, ataquen al cuello. No a los uniformes. Bajaron hasta ver las sombras de los soldados, Arthur se asomó por la esquina y vió a 4 charlando y bebiendo.

—Y entonces el hombre gritó "¡Pagaré lo que sea, lo prometo!" Y ahí fue donde ¡SAS! Le metí la verga hasta el fondo a su hija.

—Mn, lo recuerdo. Se lo merecía el muy bastardo.

—¿Que esperaba? Debía mucho dinero y llevaba meses sin pagar.

—Y su hija estaba muy buena.

Los hombres comenzaron a reír. Arthur miró a sus hombres y contó hasta 3.

—Yo digo que la esposa estaba mejor.

—Maldición la pasé muy bien aquella noche.

—¡Hey, hablando de eso-!

—¡AHORA! —Gritó Arthur.

Los 4 se quedaron perplejos cuando un grupo desconocido corrió hacia ellos, antes de que pudieran gritar o sacar sus armas, los hombres de Arthur los derribaron y sometieron.

No podían gritar ni moverse, solo pudieron ver con impotencia como sacaban cuchillos frente a ellos y les cortaban la garganta. Usaron trapos para absorber la sangre pero no para tapar sus heridas.

Una vez muertos, cuánto de los soldados de Arthur se vistieron con sus uniformes.

—Mi señor, si vamos a hacernos pasar por patrullas, debemos hacernos con los uniformes de sus oficiales. —Dijo Robert.

Arthur asintió con la cabeza.

—Esta noche, dos patrullas desaparecerán. —Dijo Arthur.

Salieron a las calles en silencio, Arthur miró a sus hombres y les explicó el plan.

—Cuando veamos una patrulla sola, ustedes cuatro los distraerán y repetiremos lo mismo que hicimos allí adentro. —Explicó Arthur.

Los cuatro uniformados asintieron con la cabeza, continuaron avanzando hasta que vieron dos patrullas detenerse.

—Eh, Jimmy, ¿Todo en orden? —Preguntó uno de los jefes de patrulla.

Estos tenían un casco que les cubría ligeramente la parte de los ojos a diferencia de los soldados normales que tenían un casco completo con una hendidura para los ojos.

—¡¿Todo en orden?! ¡Hace un frío de mierda y tengo sueño! De todos los días para hacer patrullaje me tuvo que tocar hoy.

—Ya oíste lo que dijo Jeremy.

—Y ojalá sea cierto, no le va a salir barato por hacer que ordenen que patrulle hoy.

Los hombres no charlaron mucho más y sus patrullas se dividieron, una en dirección hacia Arthur.

Arthur levantó su mano, esperó por un par de segundos y la sacudió hacia adelante.

Los cuatro hombres disfrazados salieron corriendo del callejón con sus espadas en mano, el jefe de patrulla dió un pequeño brinco y casi saca su espada.

—¡Maldición soldados! ¡¿Que demonios está ocurriendo?! —Gritó el jefe de patrulla.

—¡Al fin! ¡Mi señor, hemos visto-! ¡Eh ustedes ahí, quietos! —Gritó uno de los soldados de Arthur.

Rey De Reyes - Volumen 1Onde as histórias ganham vida. Descobre agora