── ¿y crees poder encontrarlos alguna vez? ── preguntó, insitando el habla a quien estaba a la par suya, buscando su reacción.
── no creo en ello, solo... Tengo que hacerlo ── respondió, antes de que continuarán con su camino, siendo incierto su de...
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── no puedo creer que este lloviendo otra vez ── escuchó quejar no muy lejos suya, mientras el se ajustaba la capucha de su abrigo y los guantes que traía, sosteniendo bien un rastrillo entre sus manos ── desde que todo se fue abajo el clima ha enloquecido ── pronunció aquel señor, haciéndole resoplar desinteresado y con un agudo mal humor.
La temperatura no paraba de bajar desde hace semanas, y descendía aún más mientras los sully y algunos de los que vivían tras aquellas puertas estaban allí fuera, buscando personas que de momento no conocía de nada, ni sabía si estarían vivas.
¿En lo que a él respectaba?, solo salieron a buscar la muerte.
Clavó el rastrillo sobre la tierra que se estaban preparando para cosecha, encontrandola llena de hierbas malas e incómodas de sacar. Tendrían que usar picos si no fuera porque se humedecia todo gracias a las lluvias, así que en sí, las mismas no le molestaban en lo absoluto...
Spider realmente no entendía para que diablos debían preparar esas tierras, el invierno estaba sobre ellos prácticamente. Y por como iban las cosa, iba a ser uno bastante frío. En ves de preparar la tierra fuera deberían de estar preparándolo dentro de algún lugar, preparando invernaderos.
Como su padre le enseñó
Se tomó un momento para detenerse tras recordar aquello, apretando los labios firmemente en una línea fina. Recordar todo lo que se podía saber sobre supervivencia, lo sabía gracias a Quaritch...
Era, molesto
── solo muere de una vez ── susurró mientras se apoyaba en el rastrillo y se pasaba el brazo por sobre los ojos frustrado. Se había puesto a ayudar con el trabajo pesado para distraer su mente... y había salido lo contrario. Ahora no podía dejar de pensar en su papá.
Pensaba en cuanto lo odiaba, o cuanto detestaba sus ordenes y frialdad.
Pensaba en lo que le enseñó y lo que no.
Como también pensaba en como fue cuando desapareció tras las puertas del bunker y le dejó, sólo.
Tenía entre planes alzar una vez más el rastrillo que llevaba en sus manos para continuar preparando la tierra (que a esas alturas ya era lodo) y seguir sacando las hierbas, disgustado con su mente y lo que le hacía recordar.
Pero había cierta persona que tenía otros planes
── si sigues tirando de la tierra así se romperá el rastrillo ── hablo muy cerca suya, haciéndole soltar la herramienta de arado por el susto y retroceder hacia un lado, cubriéndose la oreja con la mano. Rotxo no tardó en soltar una bonita risa.
