↳ Vacio de Recuerdos [🌻]

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── ¿como se llama tu caballo yam-yam? ── preguntaba su pequeña hermanita mientras avanzaban por las calles, habiendo salido de las granjas ── ¿donde está tu gorra? ── siguió preguntando, siendo bastante curiosa con todo desde hace un rato

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── ¿como se llama tu caballo yam-yam? ── preguntaba su pequeña hermanita mientras avanzaban por las calles, habiendo salido de las granjas ── ¿donde está tu gorra? ── siguió preguntando, siendo bastante curiosa con todo desde hace un rato.

── perdí mi gorra hace un tiempo ya ── respondió, mirando al camino con una sonrisa tranquila ── y no le he puesto nombre ── terminó de responder, viendo de reojo a Ao'nung y el como este se dedicaba a mantenerse no muy lejos, visualizando lo que tenían al frente en casi todo momento ── ¿quieres ponerle un nombre? ── preguntó hacia su hermana con un tono más cariñoso sin poderlo evitar. Él quería mucho a su pequeña Tuktirey.

── ¿Puedo? ── preguntó emocionada y provocandole una sonrisa más grande mientras asentía, notando como se agitaba feliz ── lo llamaré... ¡Manchitas!, ¡se llamará manchitas! ── gritó fuerte y claro, cambiando el idioma al nombrar y haciéndole reír, pareciendole bastante chistoso. Su caballo relinchaba en respuesta, aparentemente a gusto con el nombre elegido.

──  ¿Cómo? ── cuestionó el de ojos azules no muy lejos y con confusión, obteniendo que le mirará. Así que estaba escuchando.

── manchas ── pronunció divertido hacia su novio, viendo como alzaba una ceja ── ¿no tomo sus clases de español en la universidad, señorito? ── cuestionó con un buen humor, viendo como el otro hacia una ligera mueca y miraba a otro lado, ligeramente enrojecido.

── falte a esas ── murmuró, haciéndole reír con su respuesta y con como se avergonzaba ── no sabía que hablabas español ── dijo poco después, mirándole de reojo cada cuanto sin dejar la atención en el camino.

── ¡Todos hablamos español! ── contestó en su lugar Tuk, emocionada de charlar, seguramente. Por lo cual le dejo simplemente ser ── Lo-lo, Ri-ri, yam-yam, abuela moa, mami, papi ── empezó a nombrar sin tropiezos ni pare, provocando que ambos se aguantarán un par de risas. No recordaba que los apodos que la pequeña Tuk tenía hacía sus otros hermanos o la abuela ── Aunque a mi papá se le olvidan las palabras largas ── murmuró algo pensativa al respecto, llevandole a que ni se aguantara más y soltara una buena carcajada, recordando que su padre siempre había sido de tropezar al hablar. Y no porque no supiese bien el español, oh no, claro que no.

Se debía a que era demasiado silencioso en realidad

─ ¿De donde salieron tantos apodos? ── preguntaba el de ojos azules divertido con la situación, pareciendo llevarse bien con Tuktirey al instante puesto que la empujaba a parlotear de más.

── oh, ¡se los puse cuando Yam-Yam empezó a decirme Tutifruti! ── comentó con alegría, mirando al chico lindo del caballo de al lado con emoción ── cuando tenía 6 años y Yam-yam regresaba de ese lugar a donde van los niños muuuuy listos, ¡con soldados y mucha gente con bata blanca! ── prosiguió a decir de repente, haciendo que se le borrase la sonrisa poco a poco y empezará a sentirse helado, en shock. ¿De que estaba hablando? ── siempre quise ir, pero, mami decía que no ── quejó con un puchero, cruzándose de brazos.

── ¿cuál lugar es ese? ── Preguntaba el de ojos azules hacia su hermana, seguramente bastante curioso al respecto. Por su lado... nisiquiera, podía asimilar de que hablaba Tuk.

── uh, ¡ese lugar donde hay muchos señores altos! Con la misma ropa, ¡y muchos nguway! ── señalaba hacia su arma, causándole sudores fríos ── mamá decía que Ri-ri era quien iba a ir porque es muy muy muy inteligente, pero Yam-yam fue por ella ── explicaba, causándole una presión sobre si mismo que antes no estaba ahí, trayendo consigo poco a poco recuerdos muy borrosos y un punzante dolor de cabeza.

── Tuk... ── murmuró en un intentó por pedirle que detuviera la conversación, pero apenas si parecía haberle escuchado. Neteyam empezaba a sentirse bastante mal.

── recuerdo que se fue con dos señores de vestido blanco, pero mami y papi no se veian felices. Pero yo tampoco estaba feliz, ¡ya que Yam-yam es mi mejor amigo!, y se iba a ir lejos ──  continuo relatando sin pare alguno, mientras el se llevaba una mano a la cabeza, mareado y con mucho dolor. Podía recordar muy borrosamente aquel momento.

El miedo... la expresión de sus padres...

Tuk... solo tenia 5 años... ¿como...?

¿Como podía ella recordar...?, no, ¿como él no podía recordar?

── ¿te puso tu apodo antes de irse? ── preguntó Ao'nung, prestando atención a su hermanita y la conversació mientras que a él se le tornaba pesado el respirar y el ver.

── me dijo Tutifruti después de volver ── contestaba ella, escuchándose lejana para él mientras en su mente se relataban los hechos con claridad, siendo terriblemente doloroso.

"Yam-yam daba mucho miedo cuando volvió, y me miraba feo y no me hablaba"

Escuchaba, recordando haberse sentido completamente muerto alguna vez de niño, viendo a su familia... con, unas ganas interminables por morir.

"Se la pasaba solo con en su habitación, con la abuela o con mamá y no me dejaban jugar con él"


Neteyam recordaba pasarse el tiempo encerrado, con las luces siempre encendidas. Mamá siempre estaba ahí, la abuela también.  Pero los fantasmas que le atormentaban también...

── Tuk ── susurró débilmente, intentando llamar la atención de su hermanita y que guardase silencio, sin poder soportarlo más.

"Un día salió y se quedo mirándonos a Kiri y a mi por mucho tiempo desde la puerta, ¡debiste verlo!, llore mucho por eso y terminó sentándose con nosotras para calmarme, ¡y me llamó tutifruti!"

Neteyam tiró de las riendas del caballo en un intento por detener el movimiento de este u aferrarse a algo, faltandole por completo el aire y viendo todo casi negro, mientras su mente se le invadía de memorias llenas de gritos, oscuridad y dolor.

"¡Yam-Yam!"

"¡Neteyam!"

Fue lo último que pudo escuchar antes de desvanecerse por completo, y sentirse caer. Seguramente cayendo del caballo hacia el pavimento y alertando a los demás.

Quedando, en medio de una profunda oscuridad

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