── ¿y crees poder encontrarlos alguna vez? ── preguntó, insitando el habla a quien estaba a la par suya, buscando su reacción.
── no creo en ello, solo... Tengo que hacerlo ── respondió, antes de que continuarán con su camino, siendo incierto su de...
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Neteyam miraba hacia el laboratorio tras el cristal con ojos cansados e intentando no dormirse, sintiendo que se desmayarse en cualquier momento.
La pérdida de sangre poco a poco le estaba pasando factura, por lo que se veía obligado a quedarse completamente quieto contra aquel rincón de la vacía habitación, permaneciendo despierto u dormido de vez en cuando.
Con la máscara en su rostro apenas si podía respirar bien, y sus manos estaban completamente entumecidas ante las duras ataduras de un soldado resentido hacia él, que las llegó a apretar en busca de que no pudiese ni intentar el irse a soltar.
Intento recoger un poco sus piernas desnudas contra su cuerpo, soltando un quejido de dolor tan pronto como su herida resintió dicho movimiento, provocándole que se quedase totalmente quieto una vez más.
Así no tendría posibilidades de salir jamás...
── mal-... dición ── se quejó sin fuerzas, pensando en su familia y en cuanto los quería ver ── mamá... Tuk... ── balbuceó entre susurros forzados, apoyando su mano ensangrentada contra el cristal, imaginandoles del otro lado.
Allí estaban todos, mostrando una hermosa sonrisa en uno de sus recuerdos más viejos.
Lo'ak y Tuk jugando con Payakan... Mamá y Kiri preparando ricos macarrones con queso... y papá viendo caricaturas con él a pesar de la edad de ambos, disfrutando las series animadas sin problema y con la expresión más divertidamente sería del mundo.
Como los extrañaba a todos y cada uno...
Suspiró de forma temblorosa y con tristeza ante aquellos viejos recuerdos, posando su mano contra su abdomen sin fuerzas, sintiéndose morir.
Cerró los ojos por lo que serían unos 2 segundos para él, escuchando muy lejos a su presencia sonidos de múltiples disparos que no paraban u se detenían, trayendole intranquilidad en su intento de descanso.
Abrió los ojos con dificultad y más debilidad que antes, notando mejor el sonido de los disparos, mientras que su cuerpo se deslizaba hasta quedar recostado en el suelo casi por completo.
No tenía fuerzas, pero necesitaba fuerzas
Llegó un momento en el que múltiples gritos empezaron a llegar hasta sus oídos desde la distancia, obligandole aquello a mirar hacia la salida de aquel laboratorio vagamente desde su sitio, notando la entrada ser azotada por alguien o algo, intentando entrar.
