Capítulo 21

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Kara sintió su piel erizarse por el tacto y por la calidez que desprendía el aliento de Lena. Esas palabras junto con la voz ronca que la acompañaban, fue suficientemente para encenderla totalmente. Cerró un segundo los ojos para luego soltar todo el aire acumulado desde que la ojiverde se acercó. Lena empezó a besar su quijada haciendo que moviese un poco la cabeza pero no para alejarse, sino para estimular el contacto.

Sabía que estaba perdiendo su dignidad, era conciente que la ojiverde se está quedando con la suya, tal vez haya una gran probabilidad de que le deje con las ganas como lo había hecho tantas veces, pero aún así, no tenía fuerzas ni voluntad para apartarse, ya tendría tiempo de inventar excusas por haber caído sin embargo, ya que cedió a la provocación, no lo iba a desaprovechar y también haría todo para que la ojiverde caiga en su propia trampa, entregándose a ella.

De manera lenta y placentera, Lena empezó a besar el cuello de la rubia quien aún no se movía, solo disfrutaba de aquellos besos que la encendían más que nunca, esos que extrañaba con todo su ser, con los que había soñado tantas veces que, llegó a pensar que nunca los hubiera sentido nuevamente. La ojiverde aún mantenía su mano sobre su mejilla entonces llevó sus labios a la palma de la mano de Lena para despositar besos mojados ocasionando que esta última soltara un leve gemido y que Kara sienta endurecerse, más al oírlo.

Su corazón ardía, quemaba, calentando las demás partes de su cuerpo, esos besos que Kara le estaba dando en la palma de su mano, sorprendentemente le estaba volviendo loca y más en ese momento que sintió su lengua que se movía como si lamiera donde más lo necesitaba.

Kara estaba perdida por los besos exquisitos de la ojiverde, que se descargaba jugueteando con la palma de la mano de esta, el juego no duró mucho porque Lena dejó de besarla y la rubia pensó que sería su fin, que ya empezaba su tortura, porque esa mujer se alejaría, se burlaría de ella y le dejaría con las ganas sin embargo... Cuando sus ojos azules vieron aquellos ojos verdes, notó fuego, notó deseo. Tanto que, se dejó llevar por esa señal, se inclinó hacia ella y la besó con ganas. Su corazón agradecía que Lena recibiera el beso con la misma intensidad.

Casi al tiempo, Astra estaba tratando de escuchar algo, pero ya no oía aquellos susurros como hace minutos atrás.

- Señora Astra, ¿pasa algo?- Era Jess que iba hacia su habitación. Puso algo nerviosa a la mayor porque era la primera vez que hacía eso, al menos tratándose de su sobrina, y eso le daba vergüenza.

- Oh, Jess. No, para nada, solo que...- Unos ruidos provenientes de la habitación la interrumpió. Jess frunció el ceño y esforzándose para escuchar.- ¡Yo sabía que Kara tenía razón!- Exclamó en susurros haciendo que la mujer la mirara confundida.- Es que hay ratas en esa habitación, por eso Kara y Lena me dijeron para cuidar al niño porque se encargarían de esos animalitos, y como yo tengo fobia a esos roedores, salí de ahí.

- ¡Ah!- Oyeron como Lena soltó "un grito de susto" según Astra.

- Le dije a Lena para que dejara a Kara a cargo, pero se rehusó, resultó ser más cobarde que yo.- Decía tratando de disimular a la vez que cubría cuidadosamente el oído de Samael.- ¿No tienes problemas si te acompaño a tu habitación? Es que no quiero que esas ratas se escapen y vaya al mío que está en frente.- No le dio tiempo de que Jess contestara y escucharon otro ruido pero esta vez de que algo se quebró.- Eso le pasa a Diana por contratar gente que no está capacitada y que los mismos huéspedes se encarguen de los roedores.- Se quejaba Astra arrastrando a la morena.

Ambas competían para devorar la boca de la otra. Kara no resistió y llevó sus manos a la cintura de la ojiverde para luego atraerla y hacerla sentir lo dura que estaba.

Lena sonrió entre besos satisfecha por aquello, entonces siguió disfrutando de manera desesperada esos labios que sabían como enloquecerla y de esa lengua que la llevaba al cielo. Jugaba con el cabello dorado que tanto le encantaba, los apretaba cada vez que sentía el miembro de Kara más cerca de su entrepierna. Para su sorpresa la rubia la empujó sin piedad hacia el armario ocasionando un notable ruido que le hizo soltar un quejido de exitación que Kara absorbió con sus besos.

Contra Llamas 2ª ParteWhere stories live. Discover now