Lía Weasley

Capítulo 73 El profeta

Charlie bebía de su whisky de fuego mientras observaba a las personas en el pub, estaba esperando a una pelirroja, llevaba 20 minutos esperando, tomó de un solo trago lo que quedaba en su vaso y se levantó para irse, justo en el momento que la puerta del caldero chorreante se abrió, la mujer entró y justo cuando su mirada se cruzó Charlie volvió a tomar asiento.

  —Ya estoy aquí. ¿de que quieres hablar?

—Puedes sentarte.

—Weasley tengo que aclararte que la única razón por la que estoy aquí es para que dejes de enviar cartas a mi casa.  

—Ya lo se lo dejaste claro en tus cartas, pero por favor toma asiento, prometo no tardar— Rose tomó asiento frente a Charlie.

—Habla rápido.

—Yo quería disculparme, por la forma que te trate hace años y queria agradecerte por no decirle nada a Lía.

—No he dicho nada porque eso te corresponde a ti, no a mi.

—Lo se, voy a decirle ella merece saberlo, perdón por no ser un mejor hermano.

—¿Terminaste?— Charlie solo asiento —Bien voy a aclarar algo antes de irme, no eres mi hermano, mi hermano es Theo, él si actuó como mi familia, los Malfoy son mi familia.

—Rose, porque no te pasas por casa mamá se arrepiente por la forma que te trató, Bill te extraña, eras su hermanita.

—Tu hermano no es más que un mentiroso, no pienso acercarme a tu familia y menos a esa casa.

—Tengo que irme, mi hijo me espera en casa.

—¿Hijo? ¿tuviste un hijo?

—No voy a hablar de esto contigo, acepto tus disculpas, solo deja de enviarme cartas. Draco no se tomó muy bien el hecho de que me escribieras.

(...)

Las estrellas parecían más  brillantes esa noche, eran como si brillaran para Rose, se acurrucó más a la manta, aunque era verano donde vivían por las noches era bastante fresco.

—¿Estás bien cariño?— Draco apareció detrás de ella, la abrazo por la espalda y dejó caer su cara en su hombro.

 —Si, solo estaba pensando en Scorpius y en Stella.

—¿Esto tiene que ver con que vieras a Weasley hoy?

—Es solo que me hizo recordar algunas cosas de mi pasado.

—Cariño, Scorpius y Stella están bien, nuestros pequeños están bien, no te atormentes con eso porfavor.

—¿Como estas seguro que están bien?

—Porque tengo fe, algo que tu me enseñaste, me enseñaste a tener fe en el peor momento de mi vida, me enseñaste que en el peor momento o en el lugar más oscuro siempre ahi un poquito de luz, de esperanza— Rose bajó la vista a su muñeca y acarició su marca de nacimiento, lo hacía cada vez que estaba ansiosa o nerviosa.   

—Tienes razón.

—Vamos adentro, tu papá está en el salon con Theo.

—Y recien me lo dices, la última vez que los dejaste solo casi destruyen la cocina. 

Rose entró al salón seguida por Draco, su papá estaba en el sofá con Theo.

—¡Cachorrita!— él hombre corrió a abrazar a su hija levantandola uno centímetros del suelo y haciéndola girar.

—Ya papá— Rose no podía evitar reír, aunque intentaba soñar sería —basta, me voy a marear. 

 (...)

—¡Lía, tienes correo!

La chica suspiro desde su cama no quería ver otra carta donde la llamaban loca o la acusaba de bruja tenebrosa, pero tampoco quería que Molly se enterara de las carta.

Bajo aun en pijama, Molly estaba preparando el desayuno, mientras Arthur bebía una taza de café y leía el profeta, ambos le sonrieron a la chica cuando entro a la cocina.

—Te a llegado una carta— Arthur apunto con la taza de café la carta sobre la mesa. 

Lía tomó la carta notando que tenía el sello del ministerio, abrió la carta nerviosa todavía quedaban dos semanas para esperar voluntarios.

Estimada St Lía Weasley

Mediante la oficina de patentes del ministerio le informamos que el proceso de prueba de la poción para los efectos secundarios de la maldición Cruciatus a sido iniciado, siendo probadas de forma inmediata a dos pacientes del hospital San Mungo de enfermedades y heridas mágicas. Se le informará sobre el proceso mediante cartas. 

Muy cordialmente.

David Hardy

Jefe de la oficina de patentes.

—¿Que dice, cariño?— Molly intentaba evitar una sonrisa, su esposo le había contado ayer la noticia.

—A iniciado el proceso de prueba de la poción.

—¡Eso es genial Cariño!— Lía noto las miradas que se daban Molly y Arthur.

—¿Pasa algo?

—No, nada, solo estamos muy orgullosos de ti—  Arthur hablo primero bajando el profeta.

—¿Han publicado algo?

—eehh creo que no.

—¿Que han dicho?

—No es nada, cariño, por que no te sientas a desayunar.

—No soy una niña, quiero saber lo que dicen.

—Rita escribió una nota, no sabemos como se enteró.

—¿Que dice?

—¿No quieres desayunar antes?— Lía ignoró la pregunta de la señora Weasley y le extendió el brazo a Arthur en espera del profeta

Arthur le extendió el profeta con la mirada desaprobaroria de su esposa, y leyó la nota de Rita Skeeter, la describía como una bruja trastornada al crecer en un orfanato, que estaba tratando de engañar al ministerio de autorizar una poción oscura, y que estaba usando sus contactos con sus familiares en el ministerio para que sea autorizada, termino su nota con una llamada a los aurores a investigar a la chica.

—¿Puedo acompañarte al ministerio?

—Lía no creo que sea buena idea que salgas.

—No voy a quedarme encerrada, solo probaría que dice la verdad, si ella va a jugar sucio yo igual lo haré.

—Pero...

—No voy a quedarme de brazos cruzados mientras esa arpía habla mal de mi. Voy a ir al ministerio de una forma o otra.

—Bien, Arthur ve con ella, solo tengan cuidado.

Ambos se aparecieron en el ministerio mediante los polvos flu, al salir de las chimeneas  varios magos voltearon a verlos, algunos intentaron acercarse, pero Arthur la dirigió rápidamente a los elevadores.

—¿A donde quieres ir?

—Primero donde Hermione, será mi testigo.

Lía había estudiado a los animagos en hogwarts y sabía que Rita no estaba registrada, si quiso meterse con ella que ahora asuma las consecuencias.

Sabia que no se haria una investigación  sobre ella, la mayoría de los aurores la conocían, su tío era el jefe de la oficina de aurores. Pero si investigarán a Rita al enterarse que era una animaga no registrada y había entrado al ministerio en su forma animaga a escuchar reuniones privadas. Un juicio era lo menos que le esperaba.