34. "Petición de dos"

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—Suéltame, por favor— rogó el pelinegro y ambas mujeres rieron.

—No fuera Naruto, que no te quejas de lo baboso que es.

Sasuke negó con mejillas rojas, totalmente atrapado y buscando a su pareja a través de la ventana. Él lo miró también, y le dedicó esa hermosa sonrisa soleada que alejaba cualquier incomodidad.

Luego de que todos los preparativos estuviesen listos, se unieron con el resto en el porche y entre risas y bromas pasaron gran parte de la jornada. Las historias de la escuela no faltaban, y a Sasuke le encantaba escuchar las bizarras anécdotas de Naruto y la forma en la que se avergonzaba cuando sacaban a la luz sus torpezas; pero amaba cada parte de él. Había sido todo un año lleno de felicidad, aunque a veces discutieran por tonterías. Se esforzaron en comenzar su negocio, en las clases de manejo... Sasuke había aprendido a leer con perfección y se convirtió en un verdadero adicto a los libros, de los cuales gran parte los leía en alta voz, porque su novio tenía la costumbre de dormirse escuchándolo.

La cicatriz de Naruto ya estaba cubierta al igual que su pasado, del cual solo conservaba una taza de gatitos y el recuerdo de los ojos hermosos de un jovencito rubio, el día que le pidió encender su cigarrillo. No había nada más que pudiera desear, nada que buscar en ninguna parte de mundo, pero necesitaba ahora reafirmar su amor y sabía que a Naruto le encantaría la idea. Pensando eso, metió la mano en su bolsillo hasta que sintió la pequeña caja y luego sonrió levemente, llamando su atención.

—¿Te estás divirtieron?— le preguntó.

—Sí,— confesó y luego se acercó a su oído —pero no veo la hora de estar solos tú y yo.

—Oh...— exclamó en rubio con una sonrisa juguetona.

—No para lo que piensas— señaló de inmediato, pudiendo leer su mente.

—¿En serio?— levantó una ceja.

—Que no, pervertido. Saca esos pensamientos de tu cabeza ahora mismo, tenemos visitas...

—¿De qué hablan?— preguntó Sakura de pronto, ya media mareada por la bebida y extrañamente sentada en el regazo de Kiba.

—No seas chismosa— Naruto le sacó la lengua y luego ambos rieron.

Después del almuerzo a media tarde, ya cuando el Sol comenzó a ponerse, ambos retiraron los platos de la mesa y pusieron más cervezas para otra ronda de bebidas, pero después de ayudar, Naruto se le perdió de vista. Sasuke no le hizo mucho caso, pensando que quizás había subido al baño, pero al pasar el rato e incluso rodear la casa buscándolo, se sintió un poco inquieto, hasta que vió a Ino subir por la pequeña colina que llevaba hasta los sembrados de tulipanes.

—¿Has visto a Naruto?— le preguntó.

—Sí, está abajo. Me estaba enseñando los nuevos cultivos y también me dijo que lo encontraras allá— Sasuke respondió con una leve sonrisa y tras decirle a Sakura, un poco extrañado caminó todo el trayecto hasta el enorme framboyán que marcaba el final de sus tierras.

Sabía que acostumbraba en ocasiones sentarse allí a descansar, pero que lo hiciera habiendo visitas era raro.

—¿Estás bien?— preguntó, pero su preocupación se borró cuando vió su sonrisa —¿Qué haces aquí?

—Necesitaba unos minutos— confesó y atrapando su mano, lo guió hasta sentarse frente a él. Sasuke enrojeció un poco cuando Naruto acarició su mejilla con la punta de los dedos y luego arregló su flequillo —Estoy muy feliz de haberte conocido, y de tenerte.

—Yo más...

—No, yo más...— reclamó.

—No empieces— regañó Sasuke risueño y juntó sus frentes, pero al notar que Naruto buscaba algo en su bolsillo, se alejó y levantó las manos en negación —¡No lo hagas!

—¿Qué?— preguntó el rubio ya con el anillo en la mano y ojos de cachorro triste, pero soltó una gran carcajada cuando Sasuke sacó la cajita y le enseñó las alianzas.

—Lo acabas de arruinar— se quejó y golpeó su pecho al ver que no dejaba de reír.

—Necesito casarme contigo— confesó.

—Así no es— corrigió Sasuke —Se supone que lo tienes que pedir.

—¿Cómo?— preguntó con mirada pícara y la cara de su novio se puso totalmente roja.

—¿Quieres...?

—¿...ser mi esposo?— Naruto terminó la frase y pelinegro no resistió el arrojarse a él y abrazarlo con fuerza.

—Sí... Así nuestra vida sea corta o larga, aunque vengan las tormentas o los días soleados, quiero estar contigo de ahora en adelante y hasta el final. Sentir tus latidos cada vez que te tenga cerca y escuchar tu voz cada mañana.

—Regresé de la muerte por tí, así que cumplir tu deseo será pan comido— respondió Naruto con confianza y sujetó sus mejillas para darle un beso devoto, mientras el Sol se escondía en el prado de tulipanes blancos.

Fin
❤️

HeartBeat (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora