22. "Soltando las penas"

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Sasuke había dejado de llorar hacía mucho, pero no se movió de lugar, incluso cuando ya el departamento quedó oscuro, y solo se veían las luces de las calles de Amsterdam más abajo. Naruto se sentó frente a él, sin dejar de mirar como el pelinegro acariciaba muy suavemente con el dedo pulgar, los pétalos del tulipán blanco que aún tenía en la mano. Rato después, observó el destrozo que había hecho con las macetas y sus cejas se juntaron en una expresión dolida.

—¿Por qué no puedo dejar de arruinar lo que te importa?— murmuró.

Las flores vuelven a crecer...— respondió, aunque no lo escuchara.

—Y lo peor de todo, es que sé que no te enojarías conmigo si supieras— añadió con un suspiro.

Claro que no— dijo Naruto, resoplando una risita empática.

Al fin se puso de pie y caminó hasta el interruptor para encender la luz. Él lo siguió con la vista mientras lentamente recorría el lugar, rozando con sus manos cada superficie, hasta que llegó a la cocina, dejando el tulipán sobre la encimera. Aún estaba en una esquina la bolsa con la taza que le había comprado, la cual nunca tuvo la oportunidad de darle, y la que Sasuke sacó para observarla. Lo supo, su expresión se lo demostró, pues su barbilla tembló ligeramente anunciando el llanto, pero exhaló y se negó a seguir llorando. Perfiló con un dedo uno de los dibujos de gatos negros, y luego la dejó con cuidado.

Naruto sonreía ligeramente, notando su curiosidad, incluso cuando Sasuke abrió las maletas que había hecho el día fatídico, y comenzó a sacar toda la ropa para devolverla a su lugar. Se atareó largos minutos en eso, y parecía que poco a poco, mantenerse ocupado lo iba calmando más. Luego tomó uno de sus pullovers, un bóxer y entró al baño. Cuando fué a buscarlo, lo vió desnudo bajo la ducha, frotando su cuerpo con la esponja de forma muy enérgica, tanto, que su piel había comenzado a enrojecerse. Por un momento volvió a preocuparse, pero el pensamiento se alejó cuando Sasuke salió, secó su cabello y luego se vistió con su ropa.

Te queda bien— dijo en medio de un suspiro —¿Ahora un café?

Sí, había adivinado. Sasuke se preparó un delicioso y caliente café en aquella taza de gatitos, y luego se sentó en el colchón, apoyado de nuevo en la pared y con las rodillas encogidas. Otra lágrima furtiva rodó por su mejilla, pero la limpió suavemente.

—Cualquiera pensaría que estoy loco por hablar solo,— murmuró en voz baja —y ni siquiera me he contando a mí mismo todo lo que viví. No vale la pena rememorar las desgracias... Pero quizás...— tragó saliva y luego relamió sus labios con ansiedad —Quizás me ayude el liberarme de todo para poder seguir; y aunque no me estés escuchando, en éste lugar, rodeado de tus cosas, te siento demasiado cerca.

Estoy aquí. Justo aquí...— susurró sentido, arrodillándose a su lado.

—Me trataste siempre con tanta dulzura, que incluso no me daba vergüenza admitir que apenas sé leer o escribir, porque nunca fuí a ninguna escuela. No recuerdo a mis padres, ni siquiera sus nombres. He olvidado por completo el lugar donde vivía, mi idioma...— limpió otra vez su mejilla —El único recuerdo que tengo de mi infancia, es estar esperando a que la puerta de aquel cuarto siguiera cerrada, para que no entrara ningún otro tipo. Al principio dolía mucho, cuando me...— su voz tembló —pero al pasar de los meses dejé de sentir lo que hacían conmigo, y ya no me importaba nada.

Sasuke...— jadeó desconsolado.

—"Eres especial", "Te quiero solo para mí..." ¿Tienes idea de cuántas veces escuché eso? En un país desconocido y el que no ví hasta que cumplí los catorce años, cuando decidieron sacarme de la habitación, esas palabras sonaban como esperanza; pero no tardé en comprender que eran puras mentiras. Todo lo que sé lo aprendí de sujetos que me utilizaron, no estoy orgulloso de absolutamente nada... No pertenezco a ningún lugar. Soy el producto de los gustos de pervertidos... ni siquiera poseo una característica que pueda llamar propia— dejó la taza en el suelo y abrazó fuerte sus rodillas —Por eso quería irme lejos, sin rumbo fijo. Simplemente andar... Tengo una maldita colección de lugares que quería ver, de cosas que deseaba aprender por mí mismo... Pero entonces apareciste tú, y tantos años de planear mi libertad y trabajar por ella, quedaron en segundo plano. Otra vez volví a creer, y entré en pánico...— sollozó —Dios, me enamoré de tus ojos el mismo día que te conocí; si tus promesas de amor resultaban ser más mentiras, sabía que no podría superarlo. Al final fuí el que te dañó... Éste mundo está tan podrido, que la mierda como yo se queda, y los angeles como tú se pierden.

Naruto llevó una mano a su pecho y presionó, tratando de aliviar un poco el enorme dolor que tenía. Sasuke lo había dejado salir todo y permanecía llorando, pero él ni siquiera podía dedicarle unas palabras de consuelo, un abrazo protector. Sus latidos otra vez se hicieron tan fuertes que zumbaron en sus oídos. Como siempre, su corazón reflejaba vivamente su sentir. Entonces notó que Sasuke levantó la cabeza con ojos muy abiertos, y miró justo hacia el lugar donde él se encontraba.

—Naruto...— balbuceó bajo y lentamente extendió la mano temblorosa, la cual atravesó su pecho, justo sobre su corazón. Luego negó y volvió a abrazar sus rodillas con una risita ahogada —Se escuchaba como... Ya estoy imaginando cosas.

Esa noche Sasuke durmió en su cama, abrazando su almohada y luciendo sereno como nunca lo había visto, a pesar de que lloró en sueños y luego al amanecer, cuando se despertó y se percató de donde estaba. Otra vez se preparó un café, a falta de cualquier alimento en la casa, y luego, utilizando las herramientas de jardinería que había dejado en un rincón del balcón, se arrodilló en el suelo y comenzó a cuidar de los tulipanes. Limpió las plantas de hojas dañadas y después removió un poco la tierra; recogió la basura, la metió en bolsas, y los regó con mucho cuidado y dedicación.

Tras otra larga ducha, ésta vez escogió una de sus camisas blancas que le quedaba un poco larga, pero dobló las mangas hacia sus codos y se puso el jeans más pequeño que encontró. Se peinó un poco con los dedos, tomó las llaves que aún estaban en el suelo y tras ésto se detuvo, notándose indeciso.

¿Qué ocurre?— preguntó Naruto, acercándose a él y encontrando sus ojos aguados.

Sasuke exhaló para darse coraje y luego dejó el departamento, dirigiéndose hacia el hospital.

HeartBeat (Terminada)Where stories live. Discover now